Desde hace una semana, iniciaron los preparativos para arrancar con las filmaciones, mismas que requirieron de dos meses previos para ubicar las locaciones, y finalmente ayer lunes, los tehuantepecanos comenzaron, unos a disfrutar y otros a sufrir las inconveniencias de las las filmaciones.
Por la mañana de ayer, con avisos previos, las angostas calles del centro de la ciudad que defendió el rey Cosijoeza ante el asedio mexica desde el cerro de Guié Ngola (Piedra Grande), se transformaron en locaciones para el documental.
“La producción cerró la calle principal del centro por unas tres horas y no vendimos gran cosa”, se quejaron comerciantes del mercado Jesús Carranza, reconstruido por el gobierno de Luis Echeverría, en 1973, luego que el vetusto inmueble fuera consumido por el fuego.
Algunas mujeres comerciantes se alegraron porque las invitaron, con paga asegurada, para que se sumaran como extras vendiendo en las calles, al paso lento de un desvencijado autobús del inicio de los años 70, que recrea su entrada a esa imaginaria ciudad del sur.
“Nunca viajábamos así”, decían otros tehuantepecanos en largas discusiones en redes sociales, al observar que en el techo del autobús iban montados los habitantes de esa mágica ciudad del sur mexicano para sus largos viajes, con velices, chivos y gallinas.
“En lo personal, considero positivo que todos volteen sus ojos hacia Tehuantepec, como en los años 30 del siglo pasado, con los filmes de Viva México, de Serguei Eiseinsten y La Zandunga, con Lupe Vélez”, admitió por su parte el director de la Casa de Cultura de Tehuantepec, Mario Mecott Francisco.