Al respecto, Javier Hinojosa apunta que el diplomado inició de la mano de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), pero con el paso de los años se convirtió en un taller de impresiones digitales albergado en el CaSa.
“Ante la necesidad de empezar a formar gente que estuviera interesada no nada más en hacer arte de la fotografía, sino hacer oficio de impresor, comenzamos a capacitar personas con la teoría y la experiencia que nosotros hemos adquirido al enfrentarnos a distintos materiales”, explica.
En el taller se pretende brindar una experiencia completa, que permita conocer las maneras y materiales en que se puede presentar una fotografía impresa. En la última edición, de tres módulos, uno en noviembre, otro en febrero y el último en marzo, se formó como impresores a 11 personas originarias de Oaxaca y otros estados.
“En este taller estamos incluyendo el conocimiento de lo analógico, para introducirlo en la experiencia, y también hay un contenido humanista, que tiene que ver con la cultura, con el arte, con intenciones de comunicar y regresar el conocimiento a las comunidades. Es un programa integral único en su tipo, en donde no nada más lo técnico vale, sino también la reflexión en torno a la imagen”, señala Javier Hinojosa.


“Los fotógrafos hemos capturado nuestra cotidianidad en casa, volviendo el ejercicio fotográfico más íntimo, desde otras miradas”, dice Figueroa.
“Es un ambiente muy gozoso poder volver a las actividades presenciales, para poder convivir con la gente y nutrir el proceso de aprendizaje, tanto para maestros como para alumnos”, añade Hinojosa.
Javier Hinojosa tiene más de 45 años como fotógrafo profesional, de los cuales la mayoría los ha dedicado al oficio de impresor, combinando los procesos análogo y digital.
“El parteaguas de la fotografía vino con el advenimiento de la fotografía digital, que condensa más de 140 años de historia y lo hace en software, que te permite editar y almacenar”, señala Hinojosa.
Para el fotógrafo, la ola digital permitió que la fotografía se popularizara, haciéndola accesible para todos a través de dispositivos capaces de capturar imágenes; sin embargo, la fotografía análoga se queda como una experiencia ligada al arte.
Su afinidad por los procesos fotográficos impulsó su formación como profesional de la cámara y también como impresor, de la mano de personajes destacados como Ansel Adams, estadounidense reconocido por su trabajo con imágenes de la naturaleza y por su labor como activista ambientalista.
De acuerdo con Gabriel Figueroa, la digitalización de la fotografía ha permitido romper con los tamaños, con el canon estético, clásico y ver la fotografía de muchas maneras.
“Todo mundo puede tomar fotos desde un celular, pero no todos son fotógrafos. Ser fotógrafo requiere un compromiso”, opina en contraste.
La convocatoria para el taller se lanza año con año y quienes participan son elegidos a través de la presentación de un portafolio y una carta de motivos; también depende del cupo disponible en el Centro de las Artes de San Agustín.