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A unos 23 kilómetros de la capital de Oaxaca, se encuentra un rincón mágico donde la imaginación cobra formas y colores: Hablamos de San Martín Tilcajete, un pueblo conocido por ser la cuna de los alebrijes donde se tallan criaturas fantásticas en madera y pintadas a mano.
Los alebrijes cobraron su propia identidad en Oaxaca, pues el estado alberga muchas casas-taller en las que han trabajado por generaciones artesanos que comparten sus saberes y técnicas.
Se elaboran a partir de copal, una madera en la que se puede trabajar fácilmente. Las figuras puedes tardar días, semanas o incluso meses en terminarse, dependiendo de cómo las hagan. Cada alebrije es una pieza única en el mundo.
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Caminar entre las calles de este pueblo es sumergirse en un mundo surrealista con fachadas y murallas que narran historias de los zapotecas y te encontrarás con personas tallando a madera bajo la sombra de un mezquite.

Taller de Jacobo y María Ángeles
Este taller inspiró algunas escenas de la película de “Coco” de Disney y con justa razón porque es un taller lleno de vida, colores vibrantes y alebrijes que parecen sacados de un cuento.

Aquí podrás conocer a detalle el proceso de elaboración de los alebrijes y hasta podrás ver de cerca la labor de los artesanos oaxaqueños.
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Para realizarlo se toma el legado de los zapotecas en cuanto a formas, el material que se usa y los textiles naturales para teñir el copal.
Sus piezas son más que un souvenir ya que son exhibidas en el taller como piezas de arte, partiendo desde el respeto a la tierras, las materias primas y la creatividad de sus autores.
También puedes visitar el taller de alebrijes Amaltea, Francisco Fabian Ojeda, quien agrega colores fluorescentes en sus figuras y otras la vende para que las pintes tu mismo.
¿Qué es un alebrije?
Un alebrije se puede hacer también con papel maché y representa una criatura fantástica compuesta por parte de animales diferentes, ya sean reales o imaginarios.
Fueron creados por Pedro Linares en la Ciudad de México en la década de 1930. Mientras estaba enfermo, soñó con criaturas extrañas que le decían la palabra "alebrije", y al recuperarse empezó a hacerlas en papel maché.