Cada segundo lunes de octubre, el tranquilo pueblo de Santa María del Tule, a solo 12 kilómetros de la ciudad de Oaxaca de Juárez, se transforma en el epicentro de una de las celebraciones más entrañables de la región: la fiesta de cumpleaños del Árbol del Tule.
Esta fecha no solo honra a uno de los árboles más impresionantes del planeta, sino que también es el único día del año en que puedes acercarte a abrazarlo, en un gesto simbólico de respeto y conexión con la naturaleza.
Con más de 2 mil años de edad, el árbol —de la especie Taxodium mucronatum, conocido también como sabino o ahuehuete— no solo es uno de los árboles más antiguos del mundo, sino que ostenta el título del tronco más ancho registrado, con una circunferencia de 58 metros. Su enorme copa abarca más de mil 400 metros cuadrados, ofreciendo sombra y asombro a todo aquel que lo visita.
La leyenda zapoteca cuenta que fue plantado por un sacerdote llamado Pechocha, devoto del dios del viento Ehécatl, que con su voz y cuidado ayudó a este sabino a crecer hasta convertirse en el coloso natural que es hoy. Pero no es la única historia mítica: otra leyenda popular habla de que el rey mixe Condoy, clavó su bastón mágico en la tierra para crear este árbol como un regalo sagrado de los dioses zapotecas.
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Además de su tamaño impresionante, el Árbol del Tule es famoso por las figuras naturales que se pueden ver en su tronco y ramas: un elefante, un cocodrilo, la cabeza de un león, la casita de un duende e incluso los Reyes Magos. Estas formas, identificadas por visitantes locales, hacen del árbol una experiencia visual interactiva. Los niños del pueblo son quienes guían a los visitantes, compartiendo con entusiasmo las leyendas detrás de cada figura.
Durante su aniversario, el árbol del Tule se convierte en el protagonista de una festividad llena de vida. Danzas tradicionales, música regional, procesiones y comida típica acompañan este evento que no solo celebra al árbol, sino también la cultura del pueblo que lo vio nacer. Este día, y solo este día, el área que normalmente está acordonada se abre, permitiendo que los visitantes puedan rodear el árbol, tocarlo e incluso abrazarlo como muestra de gratitud y admiración.
Designado como árbol nacional desde 1921, el ahuehuete es una especie sagrada en la cosmovisión mesoamericana. El Árbol del Tule, en particular, ha sido reconocido por la UNESCO como parte del Patrimonio de la Humanidad desde 2001. Su longevidad lo convierte en testigo de eventos históricos como la conquista, la independencia y la revolución mexicana.
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Sin embargo, su existencia no está garantizada para siempre. El cambio climático, la deforestación y el turismo descontrolado representan amenazas reales.