Santiago Juxtlahuaca. - Susana Pérez es ama de casa y es la primera vez que representará a su comunidad en la Guelaguetza, catalogada como la máxima fiesta de expresión cultural del estado de Oaxaca. Las mujeres de Rastrojo Copala, escenificarán el ritual del dote y la boda en los pueblos triquis.

Emocionada, Susana cuenta que sus hijos la apoyan para que asista a representar a su comunidad en la fiesta de la Guelaguetza, “es la primera vez que voy a bailar y me siento muy orgullosa de nuestra costumbre como pueblo triqui. Vamos a mostrar cómo vivimos el ritual del dote y la celebración de la boda, mis hijos dicen: ve y disfruta”, dice, mientras se prepara para el último ensayo en Rastrojo Copala.

Cada año es convocada una comunidad de la Triqui Baja ubicada en la región de la Mixteca de Oaxaca, a participar en la Guelaguetza, para representar algunas de sus danzas. Por ejemplo, el año pasado le tocó a San Miguel Copala quienes bailaron las danzas tradicionales. En este año, tendrán su participación 24 mujeres y 24 hombres, además de músicos y narradores de la comunidad de Rastrojo Copala, quienes bailarán las piezas de música que comprende el ritual del dote y la celebración de las bodas.

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La representación será en punto de las 10:00 de la mañana en la emisión matutina en el Primer Lunes de Cerro, el 21 de julio. Primero van a ejecutar la pieza de El Jarrito que habla sobre las bebidas que se dan como parte del dote previo a la celebración del matrimonio. Se continúa con la danza de la moneda, “se va girando nuestra moneda y se van dando los consejos para que al matrimonio le vaya bien, al término de eso, empieza el toque de la vestimenta, donde van a vestir a los novios, mientras se toca el violín”, explica Blanca Estela, otra de las participantes.

Foto: Juana García
Foto: Juana García

Para continuar con la escenificación simbólica de la boda, los músicos tocarán las canciones del yerno y la nuera, al término de la celebración de la boda, finalizarán con la canción de El Roble y La Flor de Nochebuena.

“La verdad sí me siento muy orgullosa y emocionada, se siente uno feliz de ir a ese lugar, a la Guelaguetza, y que toda la gente conozca nuestras tradiciones, nuestras costumbres, nuestra danza y el ritual de la boda triqui”, añade Blanca.

Misael Sandoval, agente de Rastrojo dijo que la participación de Rastrojo Copala en la Guelaguetza es para visibilizar parte de la cultura y costumbre del pueblo triqui, para dejar de estigmatizar a las familias. “Como papás siempre les decimos que estudien, que no se casen, pero al final de cuentas, ellos son los que deciden”, dice respecto a las bodas de los jóvenes en las comunidades triquis.

Foto: Juana García
Foto: Juana García

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El dote

Las mujeres triquis explican que el dote no es “venta”, sino, parte de un ritual de agradecimiento a los padres de la novia. “Primero es que, no somos vendidas, es parte de un ritual en nuestro pueblo, nosotras no somos vendidas como creen allá afuera. El dote es parte de un agradecimiento para la familia de la mujer, donde se adquiere compromiso de ambas familias”, explica Susana.

La mujer originaria de Coyuchi Copala cuenta que su pareja quien es originaria de Rastrojo fue a pedirla y como parte de los compromisos llevó un dote que implica bebidas y alimentos para la familia de ella.

El ritual del dote se repite en todas las comunidades de la Triqui Baja, como parte de la convivencia entre las familias.

Foto: Juana García
Foto: Juana García

Blanca Estela, es profesionista y ama de casa, también participará junto con las otras mujeres en la Guelaguetza, añade que para las familias triquis, el dote es “como agradecer a esa familia de que la joven creció bien y por eso se le entrega un dote, no es de que la están comprando, como decir: _ esta niña cuesta tanto y me vas a pagar_. Los padres sufrieron para que las jóvenes crecieran, hubo momentos de que se enfermaba la niña del mal de ojo, donde buscan un curandero para que los cure, entonces todo ese proceso, es un gasto de dinero. Entonces, cuando ellos se casan hacen ese ritual del dote”.

Sobre la boda, dice que en las familias triquis es normal que los jóvenes se quieran casar como parte de la vida y de la reproducción de la raza triqui. Además, que en las comunidades triquis no establecen una edad para el matrimonio. “En la región no hay una edad específica para casarse, depende mucho de los jóvenes”.

La profesora Blanca Estela aclara que no siempre se ha dado una cantidad de dinero en el dote, más bien, ha ido cambiando conforme pasan los años, pues anteriormente consistía en dar productos que las familias tenían como el café, tepache, frijol, maíz, plátano, ocote, reses o chivos e incluso terrenos, sin embargo, conforme ha tomado valor la moneda, lo han ido integrado como parte del dote.

Las mujeres explican que fuera del escenario, la celebración de la boda inicia desde las 03:00 de la madrugada en la casa de la novia, donde todos empiezan a conversar sobre el compromiso que se está adquiriendo. Sin embargo, en el escenario solo tendrá una duración de 12 minutos.

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