Aunque actualmente proliferan muchos blogs de viajes en plataformas como YouTube e Instagram que recurren a contenido multimedia, sin embargo Theroux considera importante escribir sobre este género. “Escribir sobre viajes, especialmente con lápiz y papel, a la antigua y laboriosa manera, obliga al escritor a pensar mucho, a considerar cada palabra, y debo decir que escribir de esta manera, lenta, cuidadosamente, es casi como una de las artes plásticas, como hacer un cuadro, algo que aprobaría el maestro Francisco Toledo”.
Agregó que existe “algo profundamente sospechoso en la velocidad, la prisa, la impaciencia del blog de viajes, y esto crea inexactitudes y juicios precipitados. No desprecio la computadora: la uso a menudo (aunque siempre escribo un primer borrador a mano con lápiz y papel), pero sabemos que Internet está lleno de mentiras y medias verdades, y no es de fiar. Confío en el paciente testigo vigilante que toma notas”.
Theroux decidió viajar por México durante dos años para ver de primera mano cómo era el país, después de que el presidente de su nación comenzara a hablar mal de los mexicanos. “Por supuesto ya había ido a México, pero no de manera intensiva”.
En ese viaje comenzó a escribir El Palenque, Theroux contó que estaba en un pequeño pueblo de la Mixteca Alta y un hombre comenzó a contarle una historia. “Fue un comienzo maravilloso, pero después de un rato dije: No me cuentes más. Escribiré el resto de la historia yo mismo".
El escritor mencionó que conocer y entablar una amistad con Toledo fue una de las emociones de su vida. “Era un maestro en todos los sentidos, era modesto, sin vanidad, y no necesitaba dinero a menos que lo destinara a una buena causa: para una biblioteca, una escuela, una empresa editorial o para ayudar a las personas necesitadas como las víctimas del terremoto en Juchitán. Toledo fue casi budista en su humildad y compasión, y fue un artista incansable”.
“¡Considerando la enorme variedad de su obra! Me maravillé de su vitalidad. Fue sobre todo un ejemplo para mí de lo que es más grande en la vida y la cultura mexicana: un hombre de la tierra y un genio artístico, cuyo trabajo elevó al país y lo iluminó, porque, por supuesto, también fue un activista dedicado. ¡Qué hombre! Un día estábamos hablando y me describió su editorial y me dijo en voz baja: "Tal vez en algún momento puedas escribir algo para nosotros..." le respondí que sería un honor", expresó Theroux.