Imagina correr tras el balón bajo el sol oaxaqueño, exhausto, y que una brisa marina te devuelva el aliento. A tu lado, el océano Pacífico. No es una fantasía ni una postal turística: es el Estadio Heriberto Kehoe Vincent, en Salina Cruz, Oaxaca, el único de su tipo en México —y probablemente del mundo— construido a menos de 20 metros del mar.
Este singular inmueble, casa de los Porteños FC, ofrece una experiencia deportiva inigualable: jugar futbol con la brisa marina en el rostro y el sonido de las olas como acompañamiento.
El estadio está ubicado al final de la calle Benito Juárez, cerca del Mirador de Playa Abierta, en el municipio de Salina Cruz. Desde sus gradas, los aficionados pueden observar cómo las olas del Pacífico oaxaqueño rompen a escasos metros del campo. De hecho, durante la marea alta, el agua puede llegar a tocar parte de las instalaciones.
Con capacidad para 4 mil aficionados, su fachada puede parecer sencilla o incluso descuidada desde el exterior. Pero dentro, conserva uno de los secretos mejor guardados del futbol mexicano: un estadio donde el juego y la naturaleza coexisten.
La historia del Estadio Kehoe Vincent comienza a finales de los años setenta, cuando el Sindicato de Petroleros decidió construir un espacio deportivo para los trabajadores de la refinería y la comunidad local. Lo nombraron en honor a Heriberto Kehoe Vincent, entonces secretario general del sindicato y figura poderosa dentro del sector.
Más allá del simbolismo sindical, el estadio se consolidó como un emblema del Istmo de Tehuantepec. Su diseño es funcional, no ostentoso, pensado para resistir el clima costero y servir a una población apasionada por el futbol.
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Aunque poco conocido dentro del país, el Estadio Heriberto Kehoe Vincent ha ganado reconocimiento a nivel internacional precisamente por su ubicación atípica. Existen estadios junto a ríos o lagos, pero muy pocos frente al océano y menos aún tan integrados a su entorno natural.
El viento constante de Salina Cruz, la cercanía del mar y la calidez de su gente convierten cada partido en una experiencia distinta. Es un lugar donde el futbol no se juega solo con los pies, sino también con los sentidos.