"Flor de Piña", legado de identidad de Oaxaca que trasciende a la Guelaguetza; llaman a conservar danza

Tras la pérdida de la maestra Paulina Solís, el sector cultural de Tuxtepec se evoca a conservar la partitura y reconocer un baile que se hizo símbolo de la Guelaguetza en México y varios países del mundo

"Flor de Piña", legado de identidad de Oaxaca que trasciende a la Guelaguetza; llaman a conservar danza
"Flor de Piña", legado de identidad de Oaxaca que trasciende a la Guelaguetza; llaman a conservar danza. Fotos: Antonio Mundaca
Más de Oaxaca 11/07/2023 12:29 Antonio Mundaca Actualizada 12:31

Tuxtepec.- La maestra Paulina Solís Ocampo nunca imaginó que su baile “Flor de Piña” se convertiría en una pieza de arte de la danza internacional, afirma el profesor José de Jesús Fernández Pérez, heredero de la tradición de la coreografía original, alumno y amigo de toda la vida de la ahora leyenda de la cultura tuxtepecana, que tras su muerte ha dejado un legado y un hueco profundo en la comunidad cultural.

“La importancia de 'Flor de Piña' es que revolucionó la forma en que nos dio identidad como tuxtepecanos a través del baile, antes de su creación decían que eramos veracruzanos y no nos veían como parte de Oaxaca, al paso del tiempo el baile que creó la maestra Paulina se volvió en un aporte visual y referente de la Guelaguetza en el mundo”, abunda el maestro de Educación Artística.

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Fernández Pérez sostiene que la maestra Paulina asimiló poco a poco el impacto de "Flor de Piña", pero desde el primer momento supo que trascendería en el tiempo y sería invitado para siempre a la “máxima fiesta de los oaxaqueños” en los Lunes del Cerro.

“Ella contaba que desde la primera presentación el aplauso no se detuvo, las personas no creían que eran gente de Oaxaca porque las tuxtepecanas que fueron tenían otro tipo de rasgos físicos o porque pensaban que no había ropa tradicional en las comunidades de la Cuenca, y el baile fue determinante para mostrar nuestro mestizaje”, destaca quien mantuvo con la maestra Paulina Solís una relación de maestra y alumno por muchos años.

Conservar un legado que trascendió el tiempo

“Nuestra amistad fue muy profunda, ella me dio clases a mí y yo le di clases a sus hijas, yo no sabia nada de bailes hasta que ella apareció en mi vida y me enseñó el amor por la danza, su partida duele mucho, pero creo que desde este momento su memoria sigue y seguirá viva cada vez que un tuxtepecano o oaxaqueño baile la danza que ella creó hace más de 60 años”, enfatiza conmovido. 

Precisa que, independiente de lo étnico, el baile “Flor de Piña” para la maestra tenía una visión esencial porque sus críticos han dicho que no tiene raíces fuertes, pero a través de ella se logró rescatar, promover y dignificar la indumentaria de todos los pueblos que tiene la Cuenca del Papaloapan y se ubicaron en la entidad: los mazatecos y chinantecos, como portadores de una tradición milenaria, a través de la vestimenta que lucen las bailarinas tuxtepecanas cada año en la Guelaguetza.

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Ahora, toca conservar el legado

Ella luchó mucho para que no se desvirtuará el baile, para que respetarán su creación original. Incluso, recuerda, hizo un libro en el aniversario 40 de “Flor de Piña”, donde dejó escrito los pasos, los movimientos, los ritmos del canon de la danza que ella había hecho hace más de medio siglo.

“Respetar su memoria es también conservar la pieza original, vale más la tinta más pálida que la memoria más prodigiosa y quienes la conocimos a partir de ahora es volver siempre al aporte original que es de una belleza única”, puntualiza el profesor.

Baile que representa la Guelaguetza en el mundo

Para Eder Chicuellar, fotógrafo y promotor de la Guelaguetza en Estados Unidos y especialista en la historia de “Flor de Piña”, la partida de la maestra Paulina Solís es una pérdida física que la transformará en leyenda, ya que a pesar de que el baile fue impuesto desde el oficialismo, logró trascender a nivel artístico al grado que ha sido de los pocos bailes que no ha faltado a una Guelaguetza en casi 70 años de historia.

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“El gran legado que deja la maestra es que su baile ahora es de todos los oaxaqueños, en algunos lugares de Estados Unidos o países de Europa, asocian 'Flor de Piña' con la Guelaguetza y no al revés, eso te da dimensión del alcance, éxito y legado de la coreografía, es como un danza que se volvió embajadora de todo un estado, de toda una festividad”, abunda el artista tuxtepecano.

El baile llegó a Rusia, a España y se ganó su lugar a nivel nacional y ha sido agregado a los marcos folclóricos de la identidad, dice el fotógrafo. Sostiene que tal vez no se han dado cuenta en Tuxtepec o en Oaxaca que “Flor de Piña” hoy es equiparable en el mundo al “Jarabe Tapatío” o a “La Bamba”, que tienen un carácter que inició en una región y hoy son “himnos nacionales de identidad”.

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