
“Si pienso en música, mi vida estaba llena de música. Tengo un primo que muchas veces me dice por qué escucho música rara y en su época era súper metalero y oscuro, tenía su banda; cuando se va a Estados Unidos, me quedo con todos sus discos y empiezo a coleccionar cd’s y de ahí por ciertas cuestiones en la casa los perdí, me los tiraron. Después empecé a comprar y coleccionar discos desde los siete u ocho años”, relata.
Gris Nada Más estudió la licenciatura en Artes Plásticas y Visuales en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).
“Me mandaron con ella, pero pintaba bodegones y cosas por el estilo, lo cual me generaba un poco de conflicto porque siempre quería pinturas súper estridentes y cosas así, cosas caóticas y ella era muy formal.
“Hice la universidad, ya tenía a mi hijo. Primero decidí entrar en Arquitectura, quedé en el examen, pero al final no la cursé. Pensé ahora qué hago, ya pasaron dos años, y decidí estudiar Artes porque siempre me ha gustado la escultura, el grabado, la pintura, siempre ha sido parte de mi vida de alguna forma, al igual que la música. Todavía pinto, lento, por ratos”.

Uno de sus cuadros, por ejemplo, muestra a una mujer atada al centro de la pintura. Esa imagen, dice, está relacionada con la forma en que ha llegado a sentirse: “Amarrada” en ciertas cosas por el hecho de ser mujer, entre otras razones.
También señala que siempre ha prevalecido su inquietud por la música y el arte.
“Empecé porque tenía el equipo en la casa. Al principio tenía una, pero ya con mi pareja tuve la posibilidad de tener el acceso a todo el equipo para tocar, varios amigos me impulsan a tocar y me dicen: ‘Por qué no tocas y alístate porque te vamos a presentar’.
“Eso surgió hace cinco años y ha sido padre y sí me gusta estar en las fiestas y, sobre todo, poner la música que me gusta y mostrarle a la gente”, relata.
Paralelamente creció la venta de vinilos, que en general suelen tener precios muy elevados; aunque en un tianguis puedes adquirir un vinilo por cinco o 10 pesos, en algunos lugares especializados su precios oscilan de los mil a los 3 mil pesos, según el sello discográfico, la marca, el artista o si son nuevos.
“En Oaxaca surgen buenas relaciones y amistades tanto con hombres y mujeres sobre el tema, creo que no es lo mismo el círculo de djs que son más celosos con su chamba que como pinchadiscos, que estamos más abiertos y somos más selectos, no es música comercial ni nada”, advierte.

“Lo que vi que hizo este chico [Rubén Albarrán], está bien, pero tampoco está desapegado a lo que hacemos en Oaxaca. Si tenemos un buen movimiento, tenemos buenas colecciones de discos y, sobre todo, porque todos somos melómanos, tenemos un acervo muy variado, desde algo muy comercial hasta algo bien desconocido”.
Gris Nada Más puntualiza que un buen pinchadiscos no es sólo es aquel que pone “cosas raras” sino aquella persona que realmente hace que el público se emocione y lo impulsa a bailar.