En la sierra oaxaqueña, un pueblo entre nubes recibe a viajeros que buscan mucho más que paisajes: buscan hongos, rituales y conexión interior. A más de 2 mil 300 metros sobre el nivel del mar, entre curvas y neblina, San José del Pacífico “flota” sobre las nubes. Este pueblo es un lugar donde el tiempo parece suspenderse y cada amanecer parece un cuadro pintado por la bruma.
Durante décadas fue un pueblo de paso rumbo a las playas de Oaxaca, hasta que en los años 60 los viajeros hippies lo convirtieron en punto de encuentro para el autoconocimiento a través de plantas sagradas. Desde entonces, ha recibido a quienes buscan una experiencia distinta: espiritual, silenciosa y natural.
Cada año, cuando las lluvias despiertan la montaña y pintan el bosque de verde profundo, ocurre un fenómeno natural y cultural conocido como Hongosto. Así llaman, entre quienes conocen la Sierra Sur de Oaxaca, a la temporada de hongos que va de julio a septiembre. El nombre, nacido de la fusión entre “hongos” y “agosto”, no es casualidad: en esta época, el suelo fértil se cubre de vida fúngica.
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San José del Pacífico, un pequeño pueblo en las alturas del municipio de San Mateo Río Hondo, se convierte en epicentro de este suceso. No sólo por la abundancia de especies comestibles y medicinales, sino también por una presencia que ha marcado su identidad: los hongos enteógenos, conocidos como derrumbes.
Los Psilocybe caerulescens, conocidos localmente como derrumbes, son una de las especies de hongos psicoactivos más buscadas durante Hongosto. Crecen en suelos removidos y húmedos y han sido usados por comunidades indígenas como los zapotecos en rituales de sanación y expansión de la conciencia.
En San José del Pacífico, el uso ceremonial de estos hongos está protegido por los usos y costumbres. Esto ha permitido el desarrollo de guías locales que ofrecen sesiones acompañadas, muchas veces combinadas con baños de temazcal, meditación o caminatas por el bosque. No se trata de “turismo psicodélico” al estilo comercial, sino de un llamado más profundo.
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Aunque algunos llegan por los hongos, se quedan por todo lo demás. Entre lo más destacado se encuentra:
Y para descansar hay cabañas para todos los gustos: desde las más rústicas hasta aquellas con comodidades modernas, siempre rodeadas de silencio, bosque y neblina.
Del 5 al 7 de septiembre de 2025, San Mateo Río Hondo será sede del Festival Cultural del Hongo, una celebración que va más allá de lo turístico. Desde 2019, este encuentro reúne a micólogos, cocineros, artistas y viajeros en un espacio de aprendizaje, arte y reflexión.
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Hay talleres, caminatas guiadas, conferencias, teatro, música, concursos y muestras gastronómicas con los hongos como ingrediente central. Pero también se habla de conservación, de saberes ancestrales y del vínculo profundo entre ser el humano y la naturaleza.
Porque es una experiencia distinta a cualquier otra. Aquí no hay grandes hoteles, ni paquetes con todo incluido. Lo que hay es un bosque que respira, un silencio que acompaña, una nube que lo cubre todo. Y sí, también hay hongos. De todos los tamaños, colores y efectos.
Algunos los buscan para sanar, otros para comprender. Muchos sólo para mirar y aprender. En cualquier caso, Hongosto no es sólo una temporada: es un “portal” hacia otro ritmo, otro paisaje, otra forma de habitar el mundo.