El doctor Juan Carlos Sánchez Antonio, profesor investigador del Instituto de Ciencias de la Educación de la UABJO, presentó su segundo informe sobre el estudio con el que busca abrir nuevos horizontes en la educación ambiental del país desde la filosofía zapoteca.
Durante su presentación, afirmó que comprender estas fuerzas desde la filosofía zapoteca no es un ejercicio meramente cultural, sino un aporte teórico con capacidad de enriquecer las estrategias educativas frente a la crisis socioambiental actual.
“Recuperar las concepciones ancestrales sobre el equilibrio, la complementariedad y la relación profunda con los elementos puede contribuir a diseñar modelos educativos y materiales curriculares más pertinentes para los territorios del país”.
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Según su estudio, en la filosofía zapoteca, cada una de las fuerzas sagradas se expresa mediante un nombre ancestral, una forma simbólica, un animal tutelar y un significado esencial que orienta la comprensión del mundo y de la vida.

Sánchez Antonio explicó, por ejemplo, que la oscuridad/agua llamada Queela Nisa, se representa con un círculo y tiene como animales tutelares al jaguar y a la serpiente de agua. Esta fuerza, dijo, simboliza la matriz precreacional, el origen del cosmos, la profundidad y el misterio nocturno donde se gesta la vida en una oscuridad fértil. Es el agua primordial de la que todo emerge.
Mientras que el fuego/luz, nombrado Quij o Guij, se expresa mediante una línea ondulante y está asociado al águila, al quetzal y a la serpiente de fuego, y representa la energía vital, solar y transmutadora: “la claridad que ilumina, el impulso creador y la fuerza que purifica y activa el despertar del mundo”.
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El aire/viento, conocido como Pe, Pi, Be o Bi, se simboliza con una "S" en espiral y tiene como animal tutelar al caracol. Esta fuerza encarna el soplo de vida y la vibración sonora: la palabra, el aliento y el tejido que une los distintos planos.
“Es también quien transporta el agua en forma de vapor, nube, viento y respiración vital. La tierra/lodo, llamada Yoo o Yuu, se representa con un cuadrado, rectángulo o rombo, a veces con una semilla o punto en el centro".
"Su animal tutelar es el cocodrilo. Esta fuerza es base y raíz: contención, recepción, retorno y emergencia cíclica. Simboliza el lodo cósmico, la estructura del mundo y aquello que sostiene y alimenta la raíz de la vida”.
Finalmente, el movimiento/vida, expresado como Xôo, adopta la forma de una espiral completa en movimiento y tiene al colibrí como animal tutelar. “Es la fuerza dinámica del universo, la vibración que anima todo lo existente, el flujo cósmico que renueva y articula las cuatro co-esencias, manteniendo unido el tejido de la vida”.
El investigador informó que, con apoyo fundamental de la profesora Patricia Noemí López Altamirano y el profesor Jesús Velázquez de la Casa de las Ciencias, se ha podido trabajar en dos años consecutivos los alcances de este proyecto de investigación con el colectivo pedagógico de la escuela Juan "B" Toledo.
“Se ha trabajado un poco la filosofía zapoteca con el colectivo pedagógico, así como con toda la comunidad estudiantil: las cinco fuerzas y el calendario piye de 260 días".
"En el mismo tenor, el colectivo pedagógico ha trabajado de manera constante con los estudiantes, como la siembra de agua, recolección de basura, la milpa, los huertos, una calenda ecológica, entre una amplia variedad de acciones que fortalecen la afectividad ambiental en la comunidad escolar”.
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