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Julio Alavéz tenía 20 años de edad cuando decidió emigrar de Atepec, Ixtlán, una comunidad de la Sierra Norte donde nació en 1970 y en la que era campesino. La búsqueda de una mejor calidad de vida, lo lleva a la capital del estado. A la edad de 24 años – el 1 de febrero de 1994 – consigue ingresar a la corporación policiaca municipal de Oaxaca de Juárez.
Desde niño, recuerda, le gustaba pintar y dibujar y lo hacía sobre cualquier superficie en la que pudiera hacerlo, y utilizaba cualquier material que estaba en su entorno, desde carbón, hojas, frutas y el hongo de los nopales (la grana cochinilla). En la edad adulta, por el trabajo y el servicio público como policía municipal lo dejó de hacer; pero la inquietud prevalecía: le gustaba ver las obras de artistas plásticos en revistas y libros, apreciar sus técnicas y el uso de los colores.
“De niño siempre me gustó dibujar, colorear con el carbón que salía debajo del comal de mi madre, con las hojas de los árboles, hay unos árboles que dan unos frutos muy bonitos colores y con eso me gustaba pintar, también con la plaga del nopal que ahorita lo conocemos como la grana cochinilla. Con eso pintaba en los cuadernos, a veces en cualquier lugar que veía yo que se podía dibujar y pintar, ahí plasmaba mis primeros dibujos”.

“En los talleres he aprendido las técnicas, a mezclar los colores, a usar el acrílico, el óleo, el encausto, tierras, y otras técnicas. Gracias a ello, ahora tengo una exposición en el taller Rufino Tamayo”, dice.
Su exposición “Caminos” también tiene influencia de su trabajo como policía. Caminos que ha recorrido a lo largo de su trabajo como servidor público, y también son una reflexión sobre la vida y la contemplación de los paisajes de Oaxaca.
Julio Alavéz tiene 58 años de edad y ya piensa en la jubilación y en una pensión como policía municipal, para dedicarse por completo a su trabajo como artista plástico; sin embargo, lo ve un poco lejano o lo mantiene en la incertidumbre. La corporación policiaca de Oaxaca de Juárez, dice, es joven, apenas tiene menos de 50 años, y según le han explicado podrá jubilarse hasta los 65 años de edad.
“Pinto en mis ratos libres, trabajo 24 por 24, en el rato que me queda de descanso me pongo a hacer mis bastidores, mezclar colores, hacer el dibujo y posterior, plasmar lo que siento y pienso en cada pieza. Tengo un hijo que ya terminó su carrera, es médico, y le doy gracias a mi esposa que en particular me ha apoyado siempre en lo que es el arte”, expresa.