Un sistema de colaboración que abarca a 62 familias de 22 comunidades de Oaxaca da el respaldo necesario a Koch, una marca fundada por Carlos Moreno sin más impulso que el de sus pies para caminar y su energía para cargar una mochila con mezcales.
“Antes lo hacía todo. Yo envasaba, yo vendía, yo cobraba. Ahora ya tengo un equipo y todo, pero cuando empecé era yo solito, yo solito y mi mochila, dos mochilas, en las que llevaba mis papeles de la empresa”, cuenta Moreno.
Ese empuje lo llevó, 13 años después, a tener presencia en 24 países, en donde es posible encontrar no sólo mezcales sino también whiskey hecho con maíces nativos, vodka elaborado con caña y pepino producidos en el estado y recientemente un gin o una ginebra destilada a partir de 19 hierbas provenientes de Oaxaca, Chiapas y Tabasco. Con estos logros, Carlos Moreno se siente seguro de afirmar que su mezcal es el único que tiene presencia en tantos países; no obstante, el éxito no le nubla la cabeza y su empresa, 100% familiar y 100% oaxaqueña, se funda bajo principios fuertemente vinculados a la comunidad.
“Nosotros en Koch tenemos cuatro principios: uno es la tierra, porque de la tierra venimos y a la tierra vamos; de la tierra viene nuestra materia prima, que es el agave, entonces la tierra se ha convertido en un principio en donde respetamos, por ejemplo, el no monocultivo, promovemos el no monocultivo en todas las regiones en las que colaboramos, eso es algo básico”, explica pacientemente Thalia Friligos.
“Otro de nuestros principios es la cosmovisión, que viene de la óptica de nuestros guardianes mezcaleros, de todas las creencias, de todos los rituales, de todas las experiencias que ellos vienen cargando como un legado de generación en generación y nosotros lo que hacemos es procurar que se respete y que se preserve.
Estos principios se traducen en una forma de actuar que tiene como base el respeto al terruño, a los agaves que produce y al mezcal que saldrá de éstos. Un respeto que toma en consideración que las plantas de cada comunidad, aunque sean del mismo tipo, espadín o tepeztate, no pueden ser mezclados, pues el tobalá de un pueblo jamás sabrá de la misma forma que el de otra región.
“Hoy en día la demanda creciente ha obligado a muchos proyectos o marcas a mezclar, para cumplir, satisfacer con los volúmenes, entonces da igual si es espadín de varias comunidades, se mezcla si es tobalá, si es tepeztate, pero al final es un tema de preceptos dentro de la ideología de marca”, expresa la directora de desarrollo de marca.
Koch también guarda un cariño por los que llama sus “guardianes del mezcal”, personas que se han especializado en ciertas partes del proceso de producción y se dedican específicamente a eso, sin olvidar la forma en que se hace en sus comunidades.
Para Thalia, lo que sigue para Koch es mantener “un compromiso muy fuerte de cumplir con la demanda sin sacrificar los valores, la cultura, ese es nuestro principal reto que no perdemos de vista. Nuestro compromiso tiene que ser mantener la cultura del mezcal, preservar a nuestros guardianes del mezcal con todo y su conocimiento y transmitir correctamente la información”.