"La montaña es mi maestra": Octaviano, el ultramaratonista que a sus 62 años pone en alto a Oaxaca

A sus 62 años, Octaviano Robles Cruz ha ganado las carreras más demandantes para el ser humano, junto con el respeto y la admiración de la comunidad deportista nacional.

"La montaña es mi maestra": Octaviano, el ultramaratonista que a sus 62 años pone en alto a Oaxaca
Fotos: Mario Arturo Martínez
Más de Oaxaca 05/06/2021 11:23 Mario Arturo Martínez Oaxaca Actualizada 11:23

Algunas personas le dicen “Ultraman”, otras lo llaman leyenda, la mascada que ciñe a su frente lleva escrito en letras grandes “Espíritu Guerrero”. Y no es para menos. A sus 62 años, Octaviano Robles Cruz ha ganado las carreras más demandantes para el ser humano, junto con el respeto y la admiración de la comunidad deportista nacional.

Su historia comienza en el barrio de Jalatlaco, en la capital del estado, en donde nació; pronto se convirtió en lo que él llama un “niño de la calle”; migró a Veracruz, y luego a la Ciudad de México, en donde vivía rodeado de drogas y niños que robaban para sobrevivir. Decidió regresar a Oaxaca, donde fue detenido y condenado a cinco años de prisión; por buena conducta, fue liberado luego de dos años y medio. Octaviano cuenta que este tiempo encerrado le permitió reflexionar sobre su vida.

Un día, mientras acompañaba a su hermano a una competencia ciclista, vio el cartel de inscripciones para una carrera atlética de 10 kilómetros y decidió entrar. Sin entrenamiento previo, Octaviano compitió en su primera carrera, perdió y además no pudo moverse en una semana completa, debido al esfuerzo realizado. Pero no claudicó y, en su lugar, decidió entrenar todos los días para volver a competir.

Tras más de dos años de duros entrenamientos, una carrera de 10 kilómetros en el barrio de Los 7 príncipes terminó dándole al joven deportista su primer podio; con apenas 24 años, Octaviano ganó el tercer lugar y así marcó el inicio de la leyenda. Los triunfos continuaron en muchas carreras de Oaxaca; luego hizo su primer maratón, con un octavo lugar, en Puebla; después, un quinto lugar en San Luis Potosí y siguió con el Maratón Internacional de la Ciudad de México.

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Durante aproximadamente 20 años corrió las que ahora considera “distancias cortas”: maratones y medios maratones. Gracias a la presión de un amigo, en 2001 se aventuró a correr su primer ultramaratón de 50 kilómetros, en el que ganó un segundo lugar. La experiencia le encantó y no tardó en hacer su siguiente ultramaratón, esta vez de 84 kilómetros, en el que corrió desde la Ciudad de México hasta Cuernavaca y de regreso.

“La ultra distancia se volvió para mí un reto; es demostrarte a ti mismo hasta donde pueden llegar tus cualidades como corredor, tu resistencia, más que nada la resistencia mental, debes superar todos tus temores y saber hasta dónde eres capaz de soportar”, comenta.

A los 40 años y por insistencia de otro amigo, Octaviano buscó empleo en la Policía Auxiliar, Bancaria, Industrial y Comercial (PABIC); él quería ser entrenador de los cuerpos policíacos, pero en lugar de eso consiguió el empleo de policía. Mantener su labor y su carrera deportiva al mismo tiempo fue extenuante. Los altos mandos de la PABIC no lo apoyaban; para poder ir a las competencias nacionales, tenía que pedir días a cuenta de vacaciones.

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En una ocasión corrió 100 kilómetros en Guachochi, Chihuahua. Viajó casi dos mil kilómetros en autobús desde la ciudad de Oaxaca, ganó el tercer lugar y regresó en autobús para llegar directo a trabajar. Recuerda que ese día lo comisionaron como guardia en el Hospital Civil: “no me podía sostener en pie del dolor, el cansancio de la carrera, del viaje, venir sentado en una posición incómoda, más una contractura muscular, no podía ni caminar”.

Ese día un comandante decidió relevarlo por tres horas para que descansara, después lo mandó a casa y tomó su turno. Octaviano recuerda con cariño este acto; es muy raro que un mando policial superior tome el puesto de guardia, él lo recuerda como un acto muy humano.

Hoy, los nuevos mandos de PABIC tienen otra perspectiva: ven a Octaviano como un ejemplo en la corporación, incluso lo abanderan con el lema “Orgullo PABIC”; le otorgan los permisos y apoyos necesarios para realizar su vida deportiva y los resultados de este trato son evidentes.

Las lesiones en deportes tan demandantes son comunes y Octaviano no está exento de ellas; una de las más difíciles la vivió mientras disputaba “La triple corona”, tres carreras separadas de Alta Montaña 2 en el Iztaccíhuatl (Izta 4000 y Sky Iztaccíhuatl) y una en la Malinche (Sky Race Malinche).

Octaviano había conseguido el primer lugar en Izta 4000, en la segunda carrera Sky Race Malinche llevaba la ventaja y todo indicaba que se haría de la segunda victoria; sin embargo, resbaló en el descenso, cayó y su hombro se dislocó. Los equipos de rescate le recomendaron no seguir pero el espíritu guerrero de Octaviano lo llevó, con el hombro vendado, al segundo lugar en el podio, aunque eso no fue suficiente para conseguir la triple corona.

En mayo de 2021, el ultramaratonista estaba listo y en forma para disputar el Backyard México; sin embargo, mientras conducía su bicicleta, fue impactado por un motociclista. “Me gustaría hacer una recomendación a todas las personas que usan un vehículo de motor: mucho cuidado, habemos ciclistas, habemos personas que vamos corriendo, tengan un poco de cultura vial y conciencia social” dice.

Gracias a un fuerte trabajo de rehabilitación y el apoyo de la PABIC, el 8 de mayo Octaviano compitió en el Backyard México, en Coahuila, en donde, a pesar del dolor, logró alzarse con el primer lugar.

Actualmente es bicampeón en la competencia de 24 horas que se realiza en Isla Mujeres, y tiene el pase para competir nuevamente en octubre, como seleccionado nacional por el Campeonato Mundial de 24 horas de la IAU, en Rumanía.

“La montaña para mí es una maestra, la montaña me enseñó a ser más valiente, más fuerte, con más determinación y me enseñó a reencontrarme conmigo mismo, porque
me enseñó mucho y le debo mucho, eso para mí es lo máximo”, dice Octaviano, mientras piensa en las carreras que vendrán después.

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