En el corazón de la Sierra Sur de Oaxaca se encuentra San Sebastián de las Grutas, una comunidad que parece surgir de las entrañas de la tierra. Este destino ecoturístico, rodeado de montañas, sabinos milenarios y un sistema de grutas imponentes, resguarda una de las historias más singulares del folclor oaxaqueño: la leyenda del nahual que protege el agua del pueblo.
Las grutas, de más de 400 metros de longitud y con techos que alcanzan los 70 metros de alto, son el escenario natural donde la piedra, el agua y el mito se entrelazan. En su interior, estalactitas y estalagmitas forman figuras que parecen cobrar vida bajo la tenue luz de las linternas. Afuera, el aire huele a mezcal, tierra húmeda y tradición.

El nahual del manantial: guardián del agua y del pueblo
Cada 1 de febrero, justo antes de la medianoche, los habitantes se congregan en el ojo de agua, el manantial que da vida a la comunidad. Allí, bajo la mirada de los sabinos gigantes, realizan una ofrenda ancestral al nahual que, según la tradición oral, habita el lugar.
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El ritual consiste en entregar al espíritu protector un borrego, pan, tejate, mezcal y dulces. A cambio, el nahual se asegura de que el agua nunca falte durante la temporada de siembra. Más que un acto de temor, la ceremonia es motivo de celebración, una fiesta donde música, comida y fe se mezclan en honor al agua y a la vida.
Para los lugareños, el nahual no representa un ser maligno, sino una presencia sagrada, heredera de los antiguos dioses del agua. El trueque entre la comunidad y el espíritu simboliza equilibrio y gratitud: un recordatorio de que el bienestar colectivo depende del respeto hacia la naturaleza.

Entre mitos y apariciones: la niña del nahual
Cuentan los ancianos que, hace mucho tiempo, una niña del poblado cercano de Lachixio desapareció mientras cuidaba sus guajolotes. Desde entonces, se dice que el nahual la llevó consigo al manantial para convertirla en su compañera. Algunos visitantes aseguran haberla visto deambular entre los sabinos, vestida de blanco, jugando junto al agua antes de desvanecerse entre las raíces.
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Otros relatan que el nahual se presenta como dos culebras de agua que emergen en las noches del ritual, símbolos de fertilidad y resguardo. Estas apariciones, lejos de infundir miedo, son consideradas augurio de abundancia y buen año para la comunidad.

Aventura, cultura y espiritualidad bajo tierra
San Sebastián de las Grutas ofrece una experiencia que combina naturaleza, historia y misticismo. Quienes lo visitan pueden descender por las grutas, practicar espeleología, recorrer senderos entre tumbas prehispánicas y pedalear por los cerros cubiertos de vegetación.
El visitante también podrá saborear el mezcal artesanal elaborado con magueyes de la región, conocer el proceso de cultivo del agave Tobalá o descansar bajo los ahuehuetes centenarios que custodian el manantial. Las familias artesanas del lugar dan vida a figuras talladas en madera y palma que reflejan el alma de su pueblo.
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Y para los amantes de la adrenalina, el río subterráneo ofrece la posibilidad de un descenso en rapel entre formaciones rocosas que parecen custodiar secretos milenarios.
Tradición viva en las entrañas de la tierra
La leyenda del nahual de San Sebastián de las Grutas es la expresión de un vínculo profundo entre la comunidad y su entorno natural. Aquí, el mito no se cuenta para asustar, sino para celebrar la unión entre el ser humano y la naturaleza.
En este rincón oaxaqueño, el misterio se convierte en buen augurio y la tierra, bajo la mirada del nahual, sigue dando vida a quienes la honran con respeto y devoción.
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