Lo que queda de nosotros: buscan en Oaxaca sanar con teatro duelo y encierro que dejó la pandemia de Covid
La puesta en escena escrita por Sara Pinet y Alejandro Ricaño se presenta con cuatro funciones, la última este 22 de julio próximo en el Foro Escénico La Libélula, espacio teatral independiente en Juchitán
Juchitán.— La puesta en escena Lo que queda de nosotros plantea dos premisas: la pérdida de un ser amado y las consecuencias de dejar a un animal abandonado en la calle. Partiendo de estos dos ejes, se busca que espectadores, niños y adultos, reflexionen sobre temas como la lealtad, el desapego y la amistad.
También sobre la resiliencia desde el espacio teatral, ese lugar que puede contribuir a sanar el largo proceso de encierro que se vivió con la pandemia de Covid-19, explica el actor y director teatral Jesús Carranza.
La obra escrita por Sara Pinet y Alejandro Ricaño se presenta con cuatro funciones, la última este 22 de julio próximo en el Foro Escénico La Libélula, espacio teatral independiente en Juchitán, que busca vincular a la gente con las artes escénicas.
La obra es protagonizada por la actriz Gabriela Castillo Gallegos y Jesús Carranza López, quienes consideran que el teatro no es sólo un espacio para los niños y los jóvenes que buscan desarrollar su habilidades, sino para volver a vincularse con las artes después de un largo encierro por la contingencia, que afectó emocionalmente a todos.
Jesús Carranza tiene una licenciatura en actuación por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y fomenta el teatro independiente desde La Libélula, donde él mismo da talleres a niños y jóvenes que pone en escena obras con sentido comunitario.
A raíz de la pandemia, cerró su espacio en la Quinta Sección y ante el alargamiento de las medidas restrictivas se fue a las calles con un teatro con ruedas enganchado a una camioneta, que bautizó como teatrino.
El joven actor y productor teatral se ha enfrentado con varios obstáculos desde 2015, cuando comenzó con su proyecto; el más grande, señala, es la apatía de los ciudadanos y el desconocimiento de lo que es el teatro; por eso ideó sacar las propuestas teatrales de las cuatro paredes a las calles, lo que ha funcionado exitosamente, sobre todo con los niños.
Nata, la joven protagonista de la historia, es interpretada por Gabriela Castillo, sicóloga que trabajó muchos años en un refugio para mujeres y niños violentados, por lo que la actuación fue una forma de sanar experiencias; además de ayudarla a dejar la timidez, dice, el teatro fue para ella un espacio de sanación que cambió su vida.
“El teatro es maravilloso, aquí encontré un espacio para vencer mi timidez, aquí me transformo en otra persona, pero en especial con esta nueva obra conecto mis experiencias como sicóloga y el personaje que es Nata, que intenta sobrellevar el dolor que le ha provocado la muerte de su padre, motivo por el que abandona a su perro, pues no desea volver a establecer vínculos afectivos con nadie.
“El mensaje emocional es muy importante en la obra, que habla mucho de encontrar no sólo el camino de uno mismo, sino que el espectador vea en mí lo que puede lograr; si yo lo pude hacer, ellos también”.