¿Has escuchado hablar sobre un platillo que es sagrado para la comunidad mixe y que además es muy sabroso? Se trata del machucado o mä’ätsy, una comida que se cocina en olla de barro y simboliza la unión.
Lo que hace abrir el apetito y saborearlo es su peculiar manera de cocinarlo, pues se come directo del fogón o brasas, sin uso de platos individuales.
Este platillo que se convierte en todo un ritual ancestral se realiza para las fiestas comunitarias o para el primero de agosto. Esta fecha marca el momento de mayor incertidumbre para el pueblo mixe, porque las cosechas del año anterior escasean y el nuevo maíz aún no madura.
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El platillo es una ofrenda para “El señor hambre” (Yawë tokx), una súplica a la Madre Tierra para que no falte la comida.
La preparación inicia con la base de maíz. Las memelas se cuecen poco para después ser machacadas a mano o en el metate, hasta formar una bola compacta. Este acto simboliza la fuerza para enfrentar la escasez.
Después la bola de masa reposa en una cazuela de barro al rojo vivo, colocada directamente al fuego. En ese momento, se vierte una salsa hirviente de chile pasilla o morita, jitomate o pepita, que inmediatamente burbujea.
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Mientras que el machucado se mantiene en el barrio humeante, la familia se reúne en círculo, sentada en el suelo. Todos comen directamente de la olla, con la mano. Este acto representa los lazos comunitarios. El platillo se puede acompañar de quelites, pescado, tasajo asado y verduras de milpa.
Según la tradición mixe, quien coma el último bocado de machucado se convertirá en el heredero de la familia, un augurio de abundancia y buena fortuna para todo el año. ¿Te gustaría probar este platillo tan único?