Oaxaca se caracteriza por su delicioso chocolate y su mezcal, pero también tiene otras joyas gastronómicas que deleitan el paladar.
Uno de estos tesoros que conquista a cualquiera que lo prueba por su sencillez y su sabor, son los nenguanitos, un dulce típico crujiente que se ha vuelto el acompañante perfecto para un café o como postre.
El nenguanito es un dulce elaborado a base de masa de harina de trigo y manteca de cerdo que se moldea en un rollo, se corta en pequeños rectángulos, se aplasta con el dedo y se hornea hasta adquirir un tono dorado y una textura crujiente.
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El toque distintivo se hace cuando a la galleta se le unta una rica miel de piloncillo, creando un delicioso contraste entre el pan y lo meloso del jarabe.
Puedes encontrar este dulce en la región de los Valles Centrales y en mercados tradicionales como el de Benito Juárez en la capital. También, los hallarás apilados en los puestos de dulces regionales, a menudo cerca de los famosos conos de lechecilla y los gaznates.
Forman parte de la panadería tradicional oaxaqueña que floreció durante la época virreinal y se consolidó en los mercados y ferias de los pueblos. Este dulce es el antojo azucarado que acompaña una nieve de leche o una taza de chocolate espumoso.
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Algunos de los lugares que recomienda la gente en redes sociales para comer nenguanitos son en los puestos del Jardín Sócrates frente a la Basílica de la Soledad, donde la tradición dulcera se respira a kilómetros de distancia.
Si quieres probarlos como un auténtico oaxaqueño lo haría, desmenuza el nenguanito sobre una tradicional nieve de limón o de leche quemada, lo que le añade una bomba de sabor y contrasta con la temperatura de la nieve fría.
Si viajas a Oaxaca, no puedes perderte la oportunidad de probar este sencillo, pero delicioso, testimonio de la riqueza gastronómica del estado.