Cada año, miles de personas suben al Cerro del Fortín para vivir la máxima fiesta de Oaxaca, La Guelaguetza, lo que poco saben es que hoy este punto es donde se alza el Auditorio Guelaguetza y que es un lugar con mucha historia detrás que marcó la ciudad.
Este cerro es una elevación que se encuentra en la Sierra Madre del sur de la capital de Oaxaca. Desde este sitio se aprecian vistas impresionantes de la ciudad y es un testigo natural de momentos históricos.
¿Por qué se llama Cerro del Fortín?
El Cerro del Fortín fue el nombre que se le dio ya que en este punto en diversos momentos de la historia se colocaron trincheras defensivas porque era una zona alta con visión amplia del territorio.
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Según los registros en 1945, antes de la llegada de los españoles, los invasores aztecas establecieron ahí a su grupo militar a los que llamaron Huaxyacac, por lo que talaron los bosques que se encontraban allí.
Se dice que en la zona había una gran piedra de la que brotaba agua, un símbolo que se consideró sagrado. Tras todo esto, en 2004, se declaró una área natural protegida que es administrada por el Instituto Estatal de Ecología.
¿Por qué el Cerro del Fortín es crucial para la Guelaguetza?
El cerro es un punto estratégico desde el que se puede admirar el Valle de Oaxaca y por lo tanto se refuerza ese carácter comunitario y ceremonial. El auditorio que fue construido sobre él se adapta a su topografía natural y se puede albergar a miles de asistentes que buscan vivir esta fiesta única en el mundo.

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Al ser un lugar que presenció luchas, el cerro simboliza para la Guelaguetza resistencia, paz y el orgullo de los pueblos originarios.
Más allá de eso, se considera un espacio con un valor espiritual porque es allí donde las comunidades comparten mediante la danza, la música y las tradiciones actos de unión, amor y fraternidad entre los oaxaqueños.