Renacen maromeros: ocho jóvenes salvan de la extinción a esta danza en la Mixteca de Oaxaca
La danza de los maromeros ha sido parte del entretenimiento en la cultura de las comunidades de la nación savi; sin embargo, por la constante migración en la región se ha ido perdiendo
Juxtlahuaca.— A punto de extinguirse, pues los ejecutantes decidieron hace tres años no continuar, la danza de los maromeros de Santa Rosa Caxtlahuaca, en la Mixteca de Oaxaca, renace de la mano de un grupo de ocho jóvenes de la nación savi, quienes se presentaron por primera vez el 8 de diciembre, en Santa María Tlahuitoltepec, Sierra Norte.
“Ser maromero es como un deporte para nosotros. Habíamos decidido dejar la danza hace un poco más de tres años, pero lo extrañábamos, así que mi hermano y yo lo volvimos a retomar e hicimos la invitación a los jóvenes para que le diéramos otra oportunidad”, dice el maestro Ángel Méndez Sixto.
Ángel señala que la intención es que la danza no muera e indica que este retorno es para no dejarlo más. “A lo mejor si nos ven, se animan a participar. En lugar de que entren en algún vicio, mejor que entren con nosotros a danzar y bailar”.
Ángel Méndez explica que han suspendido la danza en varias ocasiones: “Antes del 2000 estuvimos sin bailar porque don Gabriel López emigró y nos quedamos sin maestro, fue cuando me puse al frente del grupo. Esta última vez decidimos dejarlo por falta de presupuesto, además, muchos de los compañeros se fueron yendo de acá”.
Foto: Juana García
Entre danzar y migrar
En 1995, don Gabriel López retomó la danza para dejarla años después, pues tuvo que emigrar. Así como él, muchas personas dejaron la maroma y migraron al norte de México y a Estados Unidos, en busca de otras oportunidades de vida.
La danza de los maromeros ha sido parte del entretenimiento en la cultura de las comunidades de la nación savi; sin embargo, muchos grupos de danzantes se agotan por la constante migración en la región.
“[Don Gabriel] nos decía que mucho antes de 1995 hubo otros danzantes”, narra el maestro Ángel Méndez Sixto, quien retomó el grupo en el 2000, cuando muchos jóvenes se integraron y luego, poco a poco, se fueron yendo hasta que se quedó sin personas y sin apoyos.
“Ahorita son pocos, pero antes eran más, muchos han emigrado. Varios muchachos aprendieron acá, pero como migraron dejaron de practicar el baile en la cuerda y se les olvidó y los que regresan ya no se integran”, dice otro danzante.
Foto: Juana García
Según el Anuario de migración y remesas México 2021, Santiago Juxtlahuaca, al que pertenece Santa Rosa Caxtlahuaca, es el séptimo municipio del estado que recibe mayores remesas.
Al menos un integrante de cada familia de esta comunidad vive en Estados Unidos, principalmente en el estado de California, dice el agente municipal, Gustavo Rojas.
“Pues los jóvenes se siguen yendo. Se van los que se van y nos quedamos los demás y seguimos bailando”, dice el maestro Ángel Méndez.
Mientras se escucha una chilena desde el celular de uno de los danzantes, los jóvenes se ayudan a mantenerse firmes y en equilibrio sobre la cuerda sostenida por una base de madera colocada en el patio de la casa del maestro Ángel.
Foto: Juana García
“Ser parte de los maromeros es representar parte de un pueblo; los maromeros son la esencia de la fiesta de Santa Rosa Caxtlahuaca”, dice orgulloso el danzante Juan Carlos Méndez.
“Cuando escuchamos la música, sobre todo las chilenas en banda y aunque no estemos en la cuerda, sentimos que ya estamos en la cuerda”, agrega el maestro del grupo.
Los jóvenes combinan el trabajo con la danza, la mayoría de los que asisten son taxistas, albañiles, mecánicos y estudiantes, entre otros oficios. Los ensayos son por las noches, igual que las presentaciones.
Antes del espectáculo, los danzantes caminan en las calles del pueblo durante el día, para hacer pública la invitación a las familias y que estos puedan acompañarlos por la noche.
Foto: Juana García
Llegada la hora, en una cuerda colocada a tres metros de altura, uno de los personajes vestido con enagua e indumentaria tradicional comienza a bailar sobre la cuerda de mecate, mientras que el payaso lleva el espectáculo entre versos y versos. Minutos más tarde, aparecen los demás personajes y bailan en conjunto, mientras invitan al público a unirse.
Narran que para ser maromero se necesita tener buena condición y buen equilibrio. Cada danzante dura cerca de 10 minutos sobre la cuerda, en donde baila al ritmo de al menos tres piezas de chilenas.