“Soy una mujer fruto del trabajo"; Jacsenic, una Diosa Centéotl con pasión y tradición familiar en la Guelaguetza
Jacsenic Maybeth recuerda que su apasionamiento por el dominio del discurso llegó al grado de sacrificar salidas con sus amigos para encerrarse en su casa a practicar
Juchitán.—Jacsenic Maybeth Rodas González no es la primera reina de La Sandunga en su familia, antes de ella estuvieron Ofelia Ortiz Rodas en 1963, Rosa María Guajardo Ortiz en 1971, Lesvia Sánchez Rodas en 1972, y Ana Bella González Villalobos en 1973.
Prácticamente, la joven tehuana de 23 años creció admirando la belleza, elocuencia y porte de sus tías, hasta convertirse en este 2022 en la embajadora de la identidad zapoteca de Santo Domingo Tehuantepec y en la cuarta Diosa Centéotl nacida en el estrecho ístmico.
Jacsenic no es una improvisada en los escenarios: de los seis a los 12 años actuó en obras de la compañía teatral del dramaturgo Marco Pétriz, como La casa de enfrente, La familia y Fin de fiesta.
Quizá a eso se deba la disciplina inquebrantable que tuvo para lograr un discurso convincente en el certamen estatal de la Diosa del Maíz, frente a cientos de personas.
Entre risas recuerda que su apasionamiento por el dominio del discurso llegó al grado de sacrificar salidas con sus amigos, para encerrarse en su casa por 15 días y hablar sola por todos los rincones de su casa.
La complicación llegó cuando la preparación coincidió con los exámenes finales del último semestre de la carrera en Veterinaria, que cursaba en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).
“Fue muy estresante en la última recta porque se juntaron los finales de la carrera, que tenía que sacarla, y mi participación en la Diosa Centéotl. Mi mamá me veía hablar sola por la casa y se burlaba diciendo que parecía una loca.
“Dejé de salir, de divertirme con mis amigos, prácticamente me encerré. Al final, gracias al apoyo de mucha gente lo logré, sobre todo de mi madre que siempre fue mi jurado, también al cronista Rómulo Jiménez Celaya, quien estuvo apoyándome con la información sobre cultura y tradición de Tehuantepec, en el zapoteco tuve el respaldo de la maestra Micaela Hernández”, cuenta desde su casa en el Barrio Guichivere de Santo Domingo Tehuantepec.
El triunfo de Jacsenic llenó de orgullo al pueblo de Tehuantepec, que a su regreso la recibió con música, no sólo por sus amigos y familiares, sino por los habitantes del Barrio Guichivere que aplaudieron su trayecto de la terminal hasta su domicilio.
Inquietud por lo artístico
Antes de llegar a la coronación que tanto se celebra en la región, Jacsenic Rodas se fogueó en la actuación, en la danza folclórica y en la música gracias a un grupo de batucada.
Intentó ingresar a la Escuela Nacional de Artes Teatrales de Bellas Artes, pero no logró pasar el último examen, lo que terminó por deprimirla, así que optó por su segunda opción, Veterinaria, trasladándose a la ciudad de Oaxaca, donde estudió y trabajó hasta concluir.
“Soy una mujer fruto del trabajo, yo siempre he trabajado; mientras estudiaba, mientras aprendía danza. Trabajaba lo mismo de mesera como de vendedora de dulces en la facultad, era la chava de los dulces, así logré terminar la carrera”, recuerda entre risas.
Inquieta por desarrollar su potencial artístico, retomó la danza, pero esta vez contemporánea, y vio como espacio para practicar la oratoria los certámenes de belleza, siendo su primera participación y logro el de ser Señorita Veterinaria 2021.
Con la confianza ganada, Jacsenic Rodas asegura que no renuncia al sueño de ser actriz y que intentará ingresar a la Escuela de Teatro en un futuro, que no se dará por vencida hasta lograr su sueño de prepararse de manera profesional.
“Aunque me imagino como mi veterinaria, porque sí me gusta mi carrera, sueño con lograr entrar a la licenciatura de Teatro. Creo que soy una persona que lo que se propone lo logra, con mucho esfuerzo y trabajo, algo que aprendí de mi madre”, comenta la joven tehuana.
Foto: @lafotografiadepepegallegos
Mientras tanto, la Diosa Centéotl 2022 cumple con sus obligaciones de representar a la mujer oaxaqueña tanto en las festividades de la Guelaguetza como en presentaciones fuera del estado, además de promover y difundir la cultura y la historia de su comunidad a través de su lengua, música, canto, danza, indumentaria y gastronomía.