La primera locación, relata el artista, fue en Murguía, en el centro de la ciudad, donde una primera generación de entre 14 y 17 estudiantes, trabajó para perfeccionar sus habilidades en dibujo, pintura, grabado, entre otras disciplinas artísticas que poco a poco, les abrieron espacios para exponer sus obras.

“Esa era la libertad que teníamos nosotros, cada uno desempeñaba su labor, su técnica y, realmente, era un laboratorio de experimentar, más que nada. Hoy en día están trabajando, desafortunadamente, pues algunos ya partieron, ya se fueron… y, pues, nos sentimos orgullosos, realmente, de los que todavía estamos trabajando a los 50 años del aniversario del taller”, relata el artista.
En ese entonces, recuerda, no había galerías, ni talleres para que las y los jóvenes artistas pudieran llevar sus obras, por lo que el Taller Tamayo, se convirtió en un referente que, con el tiempo fue admitiendo a más alumnos.
Como parte del aniversario número 50, se prepararon diversas actividades como una exposición del acervo del taller, charlas, una calenda y una intervención musical de la Banda del Estado.