Últimos "altares de abundancia": Enfrenta Tuxtepec, Oaxaca, extinción de tradiciones indígenas de Día de Muertos
A partir de los 80, Tuxtepec empezó a perder poco a poco la identidad indígena ligada a Día de Muertos; ahora se tiene registro sólo de tres altares “altares de abundancia”, tradicionales de este municipio
Tuxtepec.- En el zócalo de Tuxtepec se erigen catrinas metálicas gigantes, portan huipiles de colores, guitarras sotaventinas, esqueletos fantásticos. Dias antes del Día de Muertos, aparecen en la ciudad industrial más grande de Oaxaca expresiones de la modernidad y su mestizaje: escuelas realizan por la avenida principal desfiles de niños disfrazados de catrinas, niñas maquilladas de calabazas, héroes de Marvel y en los puestos venden adornos chinos, faldas con Fridas Kahlo multicolores de nylon, diademas de flores de cempasúchil de celofán estridente.
En la entrada a la ciudad industrial anuncian el “Festival de las Animas”, concursos de altares en espacios públicos, obras de teatro en los panteones, esfuerzos oficiales para devolverle al municipio más poblado del norte de Oaxaca sus raíces indígenas y recuperar sus fiestas tradicionales, dice en su sitio oficial el gobierno local.
Pero la sensación popular de que hay una identidad confusa se confirma con los datos de la Dirección de Asuntos indígenas. Tuxtepec, a partir de la década de los 80, ha perdido poco a poco la identidad indígena, ligada a la celebración de los difuntos. En esos años al menos en 50 de las 71 colonias del municipio se celebraban a nivel familiar “Altares de Abundancia” a los muertos; hoy, según la investigación del historiador Tomás García, se tiene registro únicamente de tres altares tradicionales en el municipio.
La muerte que vuelve a las fábricas
Tomás García Hernández ya en 1992 hizo un estudio preliminar que se convirtió en el libro “Muerte que vuelves”, edición que en 2012 en formato de ebook (libro en formato digital) fue distribuida en la ciudad con un afán documental y de intensificar el rescate identitario.
En entrevista con EL UNIVERSAL, dice que desde hace un año han vuelto al campo para profundizar en la historia de las migraciones chinantecas y mazatecas, los pueblos indígenas que habitan mayoritariamente la Cuenca del Papaloapan y que por décadas se asentaron en Tuxtepec, primero como cabecera distrital y después por el crecimiento industrial que tuvo la ciudad durante esos años con la instalación de fábricas, ingenios y desarrollos inmobiliarios.
“Esta es una investigación más amplia centrada en Tuxtepec, estamos explorando la historias de antiguas finca desde la época porfirista, como la Hacienda de la Soledad y la Jantha Plantation, las cuales fueron objeto de reparto agrario en la época de Lázaro Cárdenas. Macín Chico, San Rafael, Paso Canoa, Soledad Macín y San Francisco Salsipuedes, poblados con cientos de años con habitantes indígenas y que siempre hicieron Altares de Abundancia y que han ido perdiendo ese arraigo”, explica el autor.
“En la investigación de hace más de 30 años había otra realidad, era más regional. Logramos identificar el arraigo de la tradición del Día de Muertos en el Papaloapan oaxaqueño, pero no pudimos profundizar en Tuxtepec. Ahora nos estamos enfocando más en la ciudad y sus colonias, queremos conocer las formas en que ha permanecido la celebración. Cómo han cambiado los altares, la expresión de las comunidades chinantecas y mazatecas y como estas ofrendas diferenciadas han ido cambiado su mitología”, sostuvo.
La simplificación de los productos chinos
La nueva investigación inició hace un año y ya ha encontrado resultados preliminares que podrían explicar el fenómeno. Sostiene que la invasión de productos chinos, el comercio en línea, la migración indígena al norte de México y a Estados Unidos ha cambiado la dinámica social en poco más de 40 años.
“En el recorrido identificamos que hay una tendencia a la simplificación, los altares chinantecos y mazatecos, eran enormes, siempre escalonados, abundando fruta de la región tropical. No dos o tres frutas, racimos, pencas de plátano, guajolotes completos, racimos de cocos y siempre el arco del inframundo, todo eso ha cambiado por papel, por adornos chinos y altares de un solo piso, si bien les va”, detalló.
Para Tomás García y su equipo es importante la investigación y documentación de las expresiones relacionadas con los días de muertos, “queremos que la investigación sea una fuente de referencia para el rescate de la tradición, los altares de Tuxtepec tienen influencia indígena y afromestiza, aunque parece un asunto devastado creemos que podemos generar con el estudio otra visión y conservar y difundirlo en centros educativos”, enfatizó.
A pesar de que los altares han dejado de ser abundantes, se conservan espacios fraccionados de los rituales más antiguos, como son la estructura rectangular formada por varas de árboles alrededor de una mesa, en la cual se colocan como adornos flores de muerto (a lei majá), cempasúchil, moco de pavo, hojas de cintillo, pimientón y cañas de azúcar, el cultivo preponderante en los terrenos de la región, al frente prevalecen los arcos para dar entrada a la llegada de las ánimas, antes era de bejuco de los cerros, ahora lo hacen con mangueras de plástico, explicó el promotor cultural.
“Es claro que la tradición ha perdido terreno, el tema económico, la falta de transmisión de la tradición, el avance de las religiones evangélicas, la ausencia de los elementos naturales para el montaje de los altares, el debilitamiento de las formas organizativas como la ayuda recíproca, entre otros. Sin embargo, en las familias donde permanece, se sigue realizando con el mismo compromiso como lo hicieron los antepasados”, preciso.
La primera investigación se hizo a través de la Unidad Regional de Culturas Populares de Tuxtepec y en colaboración con Roger Merlín Arango, ahora es acompañado por un equipo documental liderado por Eder Andrade Chicuellar y en la fotografía con Pilar Salcedo, ambos tambien promotores culturales de la región.