Volver al escenario: Los Pream, músicos ayuujk de Oaxaca, dan tregua al silencio de la pandemia

“Estos conciertos calman un poco las ganas. Una cosa es ensayar, pero siempre es otra la sensación de tocar frente al público, compartir la música, conectar con ellos”, cuenta a EL UNIVERSAL Facundo Vargas, trombonista de la banda

Volver al escenario: Los Pream, músicos ayuujk de Oaxaca, dan tregua al silencio de la pandemia
Foto: Cortesía Jalil Olmedo
Más de Oaxaca 14/04/2021 10:58 Fernando Miranda Oaxaca Actualizada 11:39

Oaxaca de Juárez.– Un sonido metálico rasgó la noche con fuerza, la suficiente para terminar de golpe con meses de silencio obligado. De inmediato, las trompetas, el trombón y la tuba reclamaron el protagonismo negado y se apoderaron del escenario, un espacio vedado por la pandemia de coronavirus que ha trastocado a todo el mundo. 

Las notas de jazz, balkán, sunn y folk, mezcladas con la herencia musical mixe, comenzaron a expandirse y Los Pream, grupo integrado por músicos de Santa María Tlahuitoltepec, comunidad de la Sierra Norte de Oaxaca, explotaron en una presentación que se transformó, y se sintió, como un respiro de aire fresco. La primera en medio de meses y meses de silencio. 

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Foto: Mario Arturo Martínez

Sentados en la terraza del Foro Cultural Bakal, en el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca, Los Pream aguardan ansiosos el momento de volver a pisar un escenario. 

Lo harán dentro de poco, en unos minutos y frente a un público reducido, pues son el grupo principal en la inauguración de este espacio nacido en medio de la emergencia sanitaria y que ha decidido mostrarse al público de la mano de la propuesta de estos músicos ayuujk, cuyo sello es la fusión de lo tradicional con su deseo de explorar más allá de los sones, de combinar lo de antes y lo que está por venir.

“Estos conciertos calman un poco las ganas. Una cosa es ensayar, pero siempre es otra la sensación de tocar frente al público, compartir la música, conectar con ellos”, cuenta a EL UNIVERSAL  Facundo Vargas, trombonista de la banda.  

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Para Los Pream es precisamente esa sensación de estar ahí y que la gente pueda conectarse con lo que hacen lo que más echan de menos tras activarse el confinamiento y prohibirse por orden gubernamental todos los eventos masivos. 

“Para un músico es una satisfacción, porque logras que la gente pueda sentir lo que estás sintiendo,  disfrutando justo el momento que estás compartiendo, es algo muy importante, algo único”, dice convencido. 

Originarios de una comunidad ayuujk ubicada a 115  kilómetros de la ciudad de Oaxaca, para Los Pream la emergencia sanitaria tardó en convertirse en una carga y la imposición del silencio, pues explican que el virus alcanzó a la población mucho después de que se cerraran todas las ciudades del mundo. 

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Foto: Cortesía Jalil Olmedo

Es por eso, cuentan, que cuando se cancelaron conciertos y presentaciones que tenían agendadas en todo el país, e incluso, en ciudades de Estados Unidos como Chicago, Detroit y California, decidieron emplear ese tiempo en ensayar y explorar las posibilidades del sonido, lo que se transformó en seis nuevas canciones y en avances significativos en su disco. 

Pero también, confiesan, les permitió voltear la mirada a la vida comunitaria, sobre todo, antes de que Tlahuitoltepec decidiera blindarse ante   la llegada de la enfermedad.  

“El confinamiento nos trajo tiempo y espacio para concentrarnos, porque siempre andamos  ocupados en otras cosas musicales. Pero como no hay esa actividad, volteas a ver al pueblo,  a la siembra, a las cosas que pasan en la comunidad, que por andar fuera tocando no ves todo el tiempo”, explica Vladimir Medina, el tecladista. 

Estos músicos coinciden en que esta pausa, que al principio no fue tan ruda en su comunidad, incluso les trajo creatividad y la posibilidad de explorar con mayor libertad. 

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Esto se reflejó, agrega Óscar Martínez, a cargo de la tuba,  en la realización de un videoclip de su canción Lëkï xï ëjts, que en español significa “Cómo soy loco”. Lo anterior de la mano de la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca (Seculta), que los buscó para realizar un concierto virtual, pero que ante las complicaciones técnicas, optó por lanzar el video.   

“La música  es un sonido más libre. Dentro de todo, hay  algo bueno,  como darte el tiempo de hacer cosas que nunca podías, con artistas y amigos”, dice Andrés Vargas, otro de los trompetistas, quien está convencido de que ante la incertidumbre de si algún día volverán los conciertos, deben aprovecharse estas oportunidades en el escenario, pues no se sabe cuánto tiempo tendrán que volver al silencio.

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Foto: Cortesía Jalil Olmedo

Sobre todo porque en su comunidad,  reconocida por su tradición musical, ese silencio se ha extendido por meses y no hay fecha para termine. “En Tlahui siempre había música donde sea, en cualquier lugar había chicos ensayando, ahorita ya no…ya no aguantan. Los chicos  están desesperados por tocar, necesitan estar haciendo y aprendiendo música. Hay mucha tensión, se logra contener pero puede llegar a explotar”. 

Al igual que los jóvenes, Los Pream también cuentan que esa sensación de pararse en el escenario les hace mucha falta, sobre todo porque tras una presentación en noviembre fueron, de nuevo, condenados al silencio, por lo que estos conciertos reducidos los ayudan a saciar su sed del escenario. 

“La música la terminas sintiendo y no importa sin son mil o 40 mil personas, la música nos conecta, Esta pausa da posibilidad de buscar cosas nuevas,  no sabemos cuándo serán reactivados los conciertos al aire libre, hoy o después de 3 o 4 meses”. 

Es por ello, confiesan, que esta tregua al silencio los emociona.  “Estamos nerviosos, es como regresar a clases”, dicen antes de explotar con toda su música en el escenario y ante su público, a quienes sólo les piden una cosa: “Que nos esperen para el disco”, finalizan.

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