Oaxaca de Juárez.– Pasaron dos años para que las calles de los barrios tradicionales de la ciudad
Oaxaca volvieran a vivir la celebración del
Día de la Samaritana, ese momento en el que con solidaridad se sacia la sed del caminante y se da agua al sediento, y que se festeja de forma única en el suelo oaxaqueño.>>
La tradición que se remonta al siglo XIX y que se celebra el cuarto Viernes de Cuaresma, retoma el pasaje de la Biblia en el que Jesús le pide agua de un pozo a una mujer de Samaria, cobró vida en las calles de la Verde Antequera, en medio de medidas sanitarias ante el riesgo de propagación del Covid-19.>>
Desde antes de las dos de la tarde, decenas de personas comenzaron a llegar a pie, en automóvil o en transporte público al barrio de Xochimilco, donde los vecinos se organizaron por primera vez para montar puestos de aguas y nieves a lo largo de la calle José López Alavés, que cerró la circulación a los vehículos para poder celebrar en la vía pública.
Mientras las personas se formaban con vasos y recipientes traídos desde sus hogares, el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri, arribó a Xochimilco para sumarse a la festividad.>>
En entrevista con EL UNIVERSAL afirmó que la celebración del Viernes de Samaritana es un día de “Guelaguetza”, donde vecinos y comerciantes se unen para ofrecer aguas frescas, nieves, dulces regionales y otros alimentos de manera gratuita a los visitantes. >>
La festividad, que en un principio se llevaba a cabo en los atrios de los templos católicos de la ciudad, se extendió al andador turístico y comercios, en los que se reparten aguas y nieves desde la mañana.
Martínez Neri señaló, al respecto, que no se reportaron incidentes durante la jornada e hizo un llamado a pobladores de la ciudad y visitantes a disfrutar de las tradiciones.
Por su parte, vecinos destacaron la importancia de acatar las medidas sanitarias contra el Covid-19 para evitar que cambie el semáforo verde, ante el posible aumento de contagios.>>
Por ahora, la disminución en el ritmo de contagios de la enfermedad, que oscila en menos de 300 activos y la baja ocupación hospitalaria, según datos oficiales de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), permitieron que Oaxaca saciara su sed de fiesta y tradición.>>