La segunda tiene relación con “alguien” del entorno cercano a Norberto, una persona allegada o un familiar, pudo orquestar el plagio. Así se perfila en los primeros avances asentados en la carpeta de investigación FCIH/UI-1C/D/00100/06-2019, en la que se revela que se encontraron “algunas inconsistencias” en los horarios posteriores al plagio y a la narrativa de hechos, puesto que apenas 15 minutos después del secuestro del joven se comunicaron con la familia pidiendo un rescate millonario.
A decir del análisis de los especialistas, llama la atención que los secuestradores nunca mandaron la denominada “prueba de vida”; es decir; una fotografía o video en la que mostraran que Norberto estuviera en poder de ellos. Los familiares aseguraron que la negociación se realizó vía WhatsApp y que en algún momento sólo escucharon decir: “Tía, tía, por favor ayudarme, soy yo, Norberto”.
Los especialistas de la Fiscalía Antisecuestros, de manera preliminar, determinaron que, luego de que “levantaran” al joven estudiante de la Universidad del Pedregal, sus captores se dirigieron rápidamente a un domicilio ubicado en un perímetro de 10 kilómetros entre la escuela y el domicilio de Norberto; lo anterior, porque en varios de puntos de alcaldía las cámaras del C5 no ubicaron los dos automóviles compactos que utilizaron para secuestrarlo.
La cronología de los hechos, según los especialistas, detalla que la ubicación permitió a los secuestradores organizar el pago de rescate prácticamente en la misma colonia; sin embargo, luego de ese proceso, “algo salió mal”, por lo que decidieron reubicarlo en otro lugar también en la misma alcaldía. Las autoridades suponen que fue en un departamento pequeño de un complejo habitacional donde lo asesinaron; ahí, señalan, estuvo cautivo al menos ocho horas antes de su ejecución.