Ambos piensan en dar vuelta y regresar. Imposible. El sonido estridente de la sirena de la ambulancia en la que viajan no es suficiente para abrirse paso. Están atrapados en medio de un bloqueo carretero, tan comunes en la ciudad capital. Llevan a un paciente grave, pero no por ello los manifestantes acceden a permitir el paso.
Judith y Felipe deciden detenerse por completo, abrir las puertas de la ambulancia y mostrarles a los manifestantes el estado del paciente; finalmente, les abren paso.
A estas unidades las llamaron Bravo Alpha, nombre que establecieron con las letras del alfabeto numérico que corresponden a la B de bicicleta (Bravo) y A de ambulancia (Alpha).
En promedio, cada operador recorre 15 kilómetros diarios a bordo de sus unidades Bravo Alpha, cargando en su bicicleta aproximadamente 30 kilogramos de peso en equipo. Ambas cuentan con material especializado como: sueros, resucitador Ambu (bolsa, válvula, mascarilla), férulas moldeables, collarines cervicales y oxígeno.
Incluso, cuentan con un desfibrilador, lo que convierte al área de servicio de las Bravo Alpha en una zona “cardioprotegida”. Esto quiere decir que todo el personal está entrenado en el manejo avanzado de reanimación cardiopulmonar, manejo de carro rojo y tienen capacitación en arritmias letales.
“Esta atención es únicamente dada en una ambulancia de terapia intensiva o en sala de urgencias de choque, pero nosotros ya lo hacemos en la calle y eso nos ha puesto a nivel de los grupos de atención de urgencias de primer mundo”, asegura Felipe.
“Llegamos, atendemos, estabilizamos; si no necesita ambulancia se le dan recomendaciones y nos retiramos. Se ahorra combustible, contaminación y, sobre todo, reducimos tiempo de respuesta”, agrega Judith.
En caso de que la persona necesite un traslado en una ambulancia de motor dan aviso al 911, pero ese tiempo, explican, no es perdido, porque ya está actuando Bravo Alpha. “A lo mejor la ambulancia tarda 30 minutos en llegar, pero la persona ya está siendo atendida”, detalla Judith.
El 28 de octubre de 2017, después de muchas horas de trabajo, el primer binomio de bici-ambulancias estaba listo y equipado. Los paramédicos se reportaron al 911 como usualmente lo hacían, y a las 19:00 horas recibieron el primer llamado de auxilio.
“Cuando llegamos, empezamos a dar la atención, sacamos todo el equipo y el oficial que se encontraba ahí volteó y miró las bicicletas. No entendía lo que estaba sucediendo, porque traían luces y sirenas, pero no captaba, él esperaba ver a lo mejor una motocicleta u otra cosa”, recuerda Felipe.
Al ser un equipo de servicio voluntario no cuentan con ingresos fijos. Para financiar el equipo y los materiales necesarios se valen de donaciones económicas o en especie, y en ocasiones también realizan boteos, pues todos los servicios que brindan son gratuitos. “Bravo Alpha es gracias al apoyo de la gente”, dice Judith. “Sobre todo, se mantiene por el buen corazón del ciudadano”, recalca Felipe.
Además de recorrer el Centro Histórico de Oaxaca dando atención en las unidades Bravo Alpha, los paramédicos también imparten capacitación en primeros auxilios y atención pre-hospitalaria a través del Centro Nacional de Capacitación en Emergencia.
Cristian Daniel Pérez Castro, quien fue beneficiario de este programa, recuerda que, como él, la mayoría no tenían conocimientos previos en medicina o primeros auxilios. Por eso le da satisfacción poner en práctica todo lo aprendido, ahora como voluntario de las unidades Bravo Alpha.
“Tengo la teoría, quiero seguir la práctica; quiero seguir con esto y sólo en la calle viendo y haciendo voy a aprender, por esa razón me quedé como voluntario. Le he agarrado amor a esto, y cariño a Judith y a Felipe, por eso estoy aquí”, afirma.
Innovar y reinventarse es una constante en el binomio, y en 2020 no fue la excepción, pues por la pandemia de Covid-19 los obligó a buscar nuevas formas y alternativas para poder brindar servicio a personas contagiadas minimizando los riesgos.
“Fuimos el único grupo que salía a apoyar durante la pandemia, porque equipamos una de nuestras bicicletas, traemos trajes tyvek, incluso la capsula. Salíamos con aspersores para desinfectar la zona y hacer el servicio de urgencia de Covid”, apunta Felipe.
Debido a los altos costos de una cápsula de aislamiento, ellos crearon una con hule cristal y cinta americana en la que invirtieron mil 500 pesos.
A pesar de que el trabajo que realizan es en beneficio de la sociedad, Judith y Felipe se enfrentan diariamente a diversos retos: automovilistas que no ceden el paso, falta de ciclovías y conflictos con el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.
Recientemente, además, enfrentaron el robo de gran parte de su equipo, pues el 20 de diciembre la ambulancia de motor de BRYSO fue saqueada. Robaron la sirena y tanques de oxígeno portátiles de las unidades Bravo Alpha, así como botiquines equipados con baumanómetro, estetoscopio, glucómetro, oxímetro y termómetro infrarrojo, entre otras cosas.
Para recuperar lo robado, Judith y Felipe organizan una rifa y venden algunos productos desinfectantes. Saben que será difícil recuperarlo, pero se mantienen optimistas.