“Turismo en el Centro Histórico de Oaxaca debe ser de calidad, no de cantidad”: Nelly Robles, experta del INAH
La especialista que ha sido clave en el desarrollo de Monte Albán y Mitla, advierte en entrevista con EL UNIVERSAL que se está a tiempo de revertir esta situación, y asegura que la pregunta a responder versa sobre ¿cuántos visitantes al mismo tiempo se quieren en el Centro Histórico?
Oaxaca de Juárez.— El Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca enfrenta los problemas urbanos que llegaron cuando se convirtió en un espacio volcado completamente a ofrecer servicios a los turistas, y que ha tenido como consecuencia tanto la expulsión de los habitantes originales como modificaciones a la arquitectura colonial que ponen en riesgo su categoría como patrimonio, explica la doctora Nelly Robles García, arqueóloga e investigadora del Centro Oaxaca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Recién distinguida con el Premio Federico Sescosse por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS, por sus siglas en inglés) Mexicano, una organización internacional no gubernamental asociada con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la especialista que ha sido clave en el desarrollo de Monte Albán y Mitla, advierte en entrevista con EL UNIVERSAL que se está a tiempo de revertir esta situación, y asegura que la pregunta a responder versa sobre ¿cuántos visitantes al mismo tiempo se quieren en el Centro Histórico?
¿Doctora, qué es lo que está viviendo actualmente el Centro Histórico de Oaxaca?
—En Oaxaca hay una tendencia a modas que no necesariamente abonan a la integridad del Centro Histórico, cuando la UNESCO lo declara Patrimonio Mundial, hace un estudio muy minucioso sobre la integridad del sitio, y hemos visto a lo largo de los años que hay una tendencia a repetir vicios que no son saludables para los centros históricos declarados patrimonio.
Un tema es el de las terrazas, que debería abordarse en una mesa técnica, con miras al futuro, para saber qué clase de ciudad queremos próximamente. ¿Cómo queremos nuestro Centro Histórico?
Foto: Sectur
¿Cómo ha afectado el turismo? ¿Es irreversible?
—Oaxaca tiene todas las condiciones para ser un bien Patrimonio de la Humanidad, con un turismo de calidad en lugar de cantidad, estamos muy a tiempo de cambiar una tendencia que lastimosamente estamos viendo todos los días.
Uno pasa por el centro, fines de semana, en las noches, y aún ahora con pandemia se escucha la música, los antros. Eso no es nada que sea un invento, lo estamos viviendo. Es un asunto técnico. Se sabe que hay reclamos y presiones de los dueños de restaurantes, pero hay alternativas a todo eso.
Las casonas que son restaurantes, por ejemplo, salvo excepciones, ya todos techaron, con cubiertas movibles, alteraron el ambiente que era el original de la casa oaxaqueña con influencia española.
Ese tipo de cosas le van restando puntitos al tema de la autenticidad, por ello en una mesa técnica debería reunirse gente con mucha experiencia en centros históricos, en arquitectura histórica, y dar puntos de vista sobre esos temas, antes de que se convierta en un problema mayor.
Estamos a tiempo de revertir esos vicios. Por ejemplo, el tema de las puertas, para multiplicar el número de locales, han partido las rejas, se optó por esa solución, que está alterando el funcionamiento de una casa.
¿Qué otras consecuencias ha traído la masificación del turismo a este patrimonio?
—El tema de gentrificación en el Centro Histórico es muy fuerte, se ha convertido en un centro que es de servicios para el turismo.
Hace tiempo que expulsó a la gente que vivía ahí. Ya son contadísimas las familias que viven en el centro y que tienen que pasar todas las problemáticas urbanas de un centro histórico que está volcado al turismo, lo cual no es malo, es un fenómeno económico donde participamos todos.
Pero el turismo es educable y controlable. Hay algo que se llama Factor de Carga, ¿Cuántos visitantes queremos en el Centro Histórico al mismo tiempo? Hay que establecer una unidad académica de investigación seria para el futuro del Centro Histórico.
Se están yendo con la exigencia y la presión política y están respondiendo sobre una base que no es necesariamente académica.
El tema de estas adiciones a la arquitectura, que son hechas clandestinamente, he visto muchos casos que han llegado a poner los sellos, pero al rato con algún truco legal ya no pasó y nada, el daño ya está hecho.
En lugar de estar revisando uno por uno cada caso, debería haber un mecanismo para tomar decisiones y ponerle un alto a acciones que no son benéficas para el Centro Histórico.
Foto: Edwin Hernández
¿Cómo está Oaxaca en cuanto a sus sitios arqueológicos? ¿Qué retos enfrenta?
—Tenemos un sitio emblemático como Monte Albán, pero el público en general no tiene idea de la complejidad que es mantenerlo y toda la gestión que debe hacerse para mantener los equilibrios sociales, como la problemática de la tenencia de la tierra, pues la mayoría de los terrenos están comprometidos con la existencia de los ejidos y las tierras comunales, siempre tenemos estas tensiones entre la institución y el derecho de las comunidades.
En el plan de manejo que hicimos para Monte Albán pusimos énfasis en la necesidad de la gestión comunitaria, para abordar una red de relaciones con las comunidades, para que tengan un beneficio desde la zona arqueológica, en cuanto a la provisión de servicios. Que participen en este movimiento económico que deja el turismo, porque eso es lo que demandan. No hay de otra.
El sitio se volvió el gran recurso económico para todo Oaxaca. Tiene todo sentido compartir con las comunidades y depender de esos equilibrios para el bienestar del sitio. Esa es una tarea pendiente en muchos otros de los lugares. Se ha hecho mucho trabajo al respecto y hoy en día las comunidades ya no ven al INAH como enemigo.
¿Qué representa el reconocimiento de ICOMOS?
— Es un gran honor que la gente de patrimonio y la población de expertos se haya fijado en mi currículum para esto. Fue un grupo muy especializado el que decidió que me lo iban a entregar a mí, eso me hace sentir muy orgullosa.
Para ser arqueólogo uno tiene que tener espíritu aventurero, yo vivo con una maleta en la mano. La arqueología y la conservación del patrimonio es un movimiento internacional muy fuerte y encontré en el ICOMOS ese nicho, porque cuando se ha necesitado hacer algunas misiones, he estado ahí.
Y ahora pertenezco a una lista de expertos internacionales, para revisar algunos sitios. He apoyado con visitas y con las calificaciones que aspiran a ser patrimonio mundial.