La gentrificación agudiza escasez de agua en la ciudad de Oaxaca; tarda hasta 50 días
Por la carestía, decenas de pipas recorren la capital para atender necesidades de hoteles y viviendas que hospedan extranjeros, pero ante la alta demanda, los costos se dispararon y golpean a los más pobres
Oaxaca de Juárez.- Desde hace meses, el municipio de Oaxaca de Juárez padece escasez de agua. Colonias y municipios conurbados han quedado sin suministro por más de 50 días y aunque denuncian y exigen regularizar el abasto a las autoridades estatales, el agua no llega.
El problema del agua se ha agudizado en todo el país, pues la falta de lluvias es un problema que no solamente se vive en la capital y municipios conurbados del estado de Oaxaca; sin embargo, ambientalistas coinciden en que no existen medidas apropiadas que emprendan las autoridades para darle solución al estiaje.
Crisis y gentrificación
Desde hace años, Carlos Alberto Morales, activista y representante de la asociación civil Colmillo Blanco habita en el Barrio del Peñasco, a 4.15 kilómetros del centro de la ciudad, donde realiza campañas de esterilización de animales domésticos y de concienciación sobre el cuidado de las áreas naturales protegidas en la capital del estado, como el Cerro del Fortín y el Cerro del Crestón.
Ubicado a unas cuadras de la Plaza de la Danza, este barrio, en los últimos meses, ha vivido con fuerza la gentrificación y la escasez de agua. Carlos comenta a EL UNIVERSAL que, aunque está cerca del centro, en este lugar el agua llega cada 50 días.
“Estamos padeciendo el tema de la gentrificación. Vemos que hay una gran demanda de agua. Hace algunos años, este barrio era muy tranquilo, prácticamente el agua no era un problema grave. Actualmente, la mayoría de los vecinos se desplazaron a la periferia, rentan sus casas o construyen hoteles, lo que aumenta la exigencia de agua. Cada 10 minutos suena una pipa descargando en las casas que se rentan para los extranjeros, lo que va a traer problemas para las colonias con menos recursos, pues encarece el servicio”, advierte.
Para la zona donde vive Carlos y su familia, las pipas de agua se ofertan hasta en 1 mil 400 pesos; sin embargo, para otras más alejadas o en el norte de la ciudad, los precios encarecen hasta los mil 700. En el Barrio del Peñasco, lamenta el activista, no hay unión de los vecinos, pues la gentrificación los ha desplazado a otros municipios, pues mantener una casa en la ciudad es caro. La gente de siempre se muda y es imposible que haya unión vecinal.
Situaciones similares se viven en otros barrios tradicionales como Jalatlaco y Xochimilco, donde predominan los negocios y hoteles, y cada vez hay menos viviendas. “Además, no hay esa conciencia de tratar de mantener esa parte original de la ciudad. Nosotros hemos intentado motivar a los vecinos a preservar nuestras tradiciones pero, la mayoría ya se ha ido”, recalca el ambientalista.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) explica que la gentrificación sucede cuando un proceso de renovación y reconstrucción urbana se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta, y por tanto mayor poder adquisitivo, que suele desplazar a los habitantes más pobres de dichos espacios.
Agrega que este fenómeno conlleva la expulsión de los sobrevivientes urbanos, descendientes de los residentes que originalmente se quedaron atrás en la carrera de las familias más acomodadas hacia los suburbios y que habían logrado permanecer aprovechando el bajo costo de la vivienda y las oportunidades generadoras de ingresos típicas de los vecindarios densamente construidos: puestos de periódicos, tiendas de conveniencia, pequeñas librerías, pequeños cafés y restaurantes, tiendas especializadas, talleres de reparaciones, pequeñas tiendas de descuento, etc.; es decir, las mismas características pintorescas que contribuyen a hacer atractivas a las ciudades y que, por cierto, hacen que las calles sean elementos urbanos disfrutables.
Sin embargo, para el resto de la población que poco a poco va habitando la periferia, es más caro acceder a los servicios que se ubican en el centro de una urbe, pues son creados, en su mayoría para quienes tienen mayor poder adquisitivo.
En el caso de la ciudad de Oaxaca este escenario se ha complicado aún más dado que el turismo, sobre todo internacional, representa la principal actividad económica para la entidad, por lo que muchos visitantes atraídos por su riqueza cultural ha fijado aquí su residencia, por lo que la capital está recibiendo un flujo de nuevos habitantes
Carlos grega que la ciudad no tuvo una planeación para un crecimiento poblacional como el actual, por ello hay calles en mal estado. “El desarrollo de los servicios municipales ha tenido muy poco avance, lo que ha generado inseguridad, pero es algo que trae consigo el crecimiento demográfico que está acabando, incluso, con las áreas naturales, pues las familias se asientan en los cerros”, comenta.
Precisamente las áreas naturales que se ubican en la ciudad son otra de las caras de la escasez, pues están padeciendo de sed, lo mismo que agricultores que se dedican a la siembra en los municipios conurbados, quienes han tenido que abandonar sus actividades en el campo.
Las especies que viven en las áreas naturales de la ciudad, relata, están padeciendo la crisis del agua y los ecosistemas ante la falta de lluvias se han deteriorado. En el Cerro del Fortín, explica, muchos árboles, por el calor, se están secando. Además, las actividades deportivas invaden las zonas naturales, pues grupos se reúnen a correr o a practicar ciclismo, ocasionando daños en las zonas. “Esas zanjas que se hacen con las bicicletas, en temporada de lluvias se van a convertir en arroyos, que pueden ocasionar deslaves”.
Advierten problema social y delincuencia
De acuerdo con el Colectivo de Organizaciones Ambientalistas de Oaxaca (COAO), a través de su presidente Gerardo Aldeco Pinelo, las autoridades únicamente han centrado sus esfuerzos en tratar de paliar el problema, pues no hay acciones concretas para que la gente deje de padecer la falta de agua.
El ambientalista sostiene que los funcionarios no conocen el tema y además convocan a foros, pero no recurren a expertos que puedan abonar con sus conocimientos a construir un plan que solucione la escasez de agua. Ante ello, advierte que la crisis del agua en algunos años va a detonar en un problema social y de seguridad muy fuerte.
En los últimos meses, por ejemplo, las familias han tenido que comprar pipas y otros están normalizando el problema, adecuando sus necesidades un suministro que tarda más de un mes en llegar a sus hogares.
Aldeco Pinelo señala que, en el Centro, Reforma, San Felipe, donde el nivel de ingresos es más alto que el del promedio, se está empoderando a grupos sociales, pues la adquisición de pipas de agua, propicia que sindicatos y grupos se apropien del servicio de agua potable.
“Es lo mismo que sucedió con la basura, los negocios de los piperos están creciendo, nunca se habían visto tantas pipas, estos grupos van a tomar el control de los servicios creando inseguridad y protestas”, sostiene.
Mientras tanto, los gobiernos municipal y estatal han anunciado programas en los que se regalarán 5 mil tinacos tinacos y pipas de agua, para intentar contener la crisis;, no obstante, el presidente de COAO reitera que estas medidas no son apropiadas, pues son soluciones momentáneas y si no hay agua en los pozos, es imposible, a largo plazo, continuar abasteciendo el agua.
El problema va a continuar, señala, pues ni los órdenes de gobierno, ni la Comisión Nacional del Agua, ni el Congreso del Estado, ni los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Soapa), han atendido apropiadamente el problema.
Por ejemplo, dice, las pipas trasladan 12 mil litros de agua que se distribuye a mil litros por domicilio; en una cuadra, el agua está agotada. “Ésta no es una forma sustentable, ni sostenible que funcione a largo plazo, sino es una medida para maquillar el problema”, sostiene.
Hace cinco años, recuerda, se hicieron tanques con recursos estatales, pero si no hay agua, con qué los van a llenar, cuestiona.
Durante las protestas que han realizado vecinos de las zonas afectadas, personal de Soapa asegura que el servicio se regularizará pronto, pues los pozos están en mantenimiento, no obstante, el ambientalista indica que los pozos están vacíos.
Reportes de Conagua notifican que México vive una crisis hídrica que afecta al 61.5% de la población; en el país, mil 613 municipios registran sequías severas, sin embargo, hasta este momento, ninguno de los municipios de Oaxaca se encuentra en un indicador de gravedad.
De acuerdo con el indicador, Oaxaca está en color amarillo del semáforo, es decir en un punto medio. “Este color del semáforo indica que el recurso probablemente sí lo tenemos en los mantos freáticos pero no todos tienen acceso a ese líquido”, afirma el ambientalista.
Asimismo, añade que el problema es a nivel nacional pero va a seguir avanzando, pues no va a llover con regularidad. La otra situación, precisa, es que hay sobre explotación de agua en terrenos particulares, que irregularmente tienen pozos profundos, que pertenecen a los piperos que no cumplen con las medidas para regular se uso.
Secuestran el agua
En zonas como San Felipe, autoridades crean represas en los manantiales para retener el agua, conectan un tubo y lo trasladan a hoteles, secando arroyos, ocasionando sequía y crisis en el campo, que trae como consecuencia el aumento en el precio de los alimentos, según denuncia el ambientalista.
Al respecto, indica que las medidas que podrían emplearse para darle solución a la crisis del agua, pueden implementarse con un mínimo de recursos, pero para ello, se requieren expertos en el tema. “Los funcionarios públicos no podrán resolver el problema pues no tienen el conocimiento y se presta a corrupción por las licitaciones y recursos públicos”, acota.
Sin embargo, existen medidas que pueden llevarse a cabo, como la infiltración del agua de lluvia, pues el agua se puede recuperar en pozos profundos; la captación de agua pluvial o la construcción de bordos, para que, a través de un plan sustentable, la crisis del agua no vuelva a repetirse.