En Teotitlán del Valle, bolas de fuego para iniciar el año nuevo

Municipios 02/01/2018 19:57 Christian Jiménez Teotitlán del Valle, Oaxaca Actualizada 19:57

Durante dos días las familias encienden fogatas que alumbran la velada y posteriormente, rocían petróleo en los trozos de zompantle para aventarlos, como si fueran pelotas

Fotos: Mario Arturo Hernández / EL UNIVERSAL

Fotos: Mario Arturo Hernández / EL UNIVERSAL

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Como cada año, familias de Teotitlán del Valle se reúnen para subir al cerro del Pedimento a recibir el año nuevo, donde lanzan bolas de fuego para iniciar en unión y armonía el ciclo que está por comenzar.

Nadie sabe a ciencia cierta cuándo fue que inició la tradición; sin embargo, los pobladores recuerdan que desde hace al menos cuatro generaciones, hombres, mujeres y niños suben la montaña para llegar al sitio donde permanecen por horas, resguardados en campamentos que improvisan con piedras, lonas y mecates.

Las visitas al lugar inician desde el 31 de diciembre; también las personas acuden a cumplir con el rito tradicional el 1 de enero. Ahí, en la cúspide del monte hay una capilla donde, por la tarde de ambos días, se oficia una misa a la que asisten los creyentes.

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Antes de subir al cerro, las familias alistan provisiones para hacer ligero el paso de las horas. Comida, bebidas, mantas y lo más importante, trozos de madera de árboles de zompantle, una especie que crece en la zona.

La estancia de los pobladores en el lugar inicia después del mediodía y finaliza, en ocasiones al día siguiente. Ayudados con piedras y madera, los habitantes de Teotitlán encienden fogatas que alumbran la velada y posteriormente, rocían petróleo en los trozos de zompantle para aventarlos, como si fueran pelotas, entre los miembros de la familia.

Las bolas incandescentes vuelan una tras otra por los aires, haciéndose visibles en poblaciones cercanas, donde incluso, hay leyendas sobre brujas que sobrevuelan las montañas del valle oaxaqueño para lanzar bolas de fuego, haciendo referencia a la costumbre de Teotitlán.

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El municipio se caracteriza también por la elaboración de prendas de lana; cuenta además con vestigios prehispánicos poco explorados y se considera uno de los lugares cuna de la Danza de la Pluma.

De acuerdo con el Censo 2010, tiene cinco mil 638 habitantes; se localiza a unos 25 kilómetros al poniente de la capital y según su etimología zapoteca, significa “Tierra de dioses”.

 

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