Con el cierre del ingenio la población dejó de sembrar caña de azúcar y también los cortadores se quedaron sin trabajo. Los ingresos se desplomaron y los jóvenes emigraron en busca de empleos... hasta que llegó la primera eólica y la vida de los habitantes dio un vuelco, recuerda Jesús Posadas, habitante de la comunidad.
Se trata de un acuerdo que se firmó en agosto del año pasado por parte los inversionistas eólicos, con excepción de las empresas Peñoles, Dragados y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que se ampararon. Dicho memorándum obliga a las compañías a pagar a los gobiernos municipales 10 mil pesos por megawatt producido, por la verificación industrial que realizan los comités municipales de Protección Civil.
Son, explica la edil, de recursos necesarios por los cuales, por ejemplo, el municipio recibió el año pasado 6 millones de pesos, con los que se impulsaron 10 programas para el bienestar de la población.
Entre dichos programas destacan Agua Gratis para unos 6 mil 500 usuarios, Apoyo al Campo que beneficia a mil productores de sorgo que reciben semillas y fertilizantes, y Obras Sociales, como remodelación de escuelas y la construcción de un parque recreativo, indica la directora del DIF, Cyntia Gómez Morales.
Hasta antes de la firma del memorándum, gran parte de los recursos aportados por las empresas eólicas en Santo Domingo Ingenio “se esfumaron”, asegura la presidenta municipal Amelia Gómez. Dice que al menos 60 millones de pesos que fueron pagados por las compañías eólicas, Iberdrola, Acciona, EDF y Zuma Energía, por los permisos de construcción y los cambios de uso de suelo fueron cobrados por anteriores gobiernos, pero no se reflejó en obras y el dinero no llegó a las arcas municipales.
Incluso, acusa al anterior presidente municipal, Amado Marín Santiago, de “desaparecer” 7 millones de pesos que aportó la eólica Acciona Energía México para la construcción de un centro de salud, que solamente registró un avance físico de 15%, según estimaciones del ayuntamiento.
El convenio entre Acciona y el ayuntamiento que presidió Amado Marín se firmó el 26 de agosto de 2014. El primer pago, por 2 millones de pesos, se efectúo mediante una transferencia de Bancomer ocho días después; el segundo pago, por otros 2 millones, se realizó el 10 de octubre de ese mismo año, y el tercer pago, por 3 millones de pesos, se hizo el 30 de diciembre de 2015. A pesar de ello, la clínica no se construyó.
Amado Marín, acusaron las autoridades, cobró otros apoyos de diferentes eólicas, pero no ejecutó las obras pactadas, entre ellas un tanque elevado (15% de avance físico), por el que recibió 2.5 millones de pesos; un campo de beisbol (60% de avance), por el que le dieron 3 millones y medio de pesos, y un polideportivo (25% de avance), por el que recibió 2 millones de pesos.
El colmo fue que un arco que da la bienvenida al pueblo que primero se realizó con 3 millones y medio de pesos aportados por EDF y por el que la CFE aportó una inversión similar.