Empeñan trajes tradicionales para afrontar la emergencia

Vestidos y alhajas en ventanillas de las casas de empeño ha aumentado hasta 50%

Foto: Edwin Hernández / EL UNIVERSAL
Municipios 03/12/2017 20:14 Christian Jiménez Oaxaca de Juárez, Oax. Actualizada 20:14

A casi tres meses de los sismos que devastaron la economía de los pobladores del Istmo de Tehuantepec, las provisiones se agotan.  Sin casa y sin trabajo, cada vez  más personas optan por acudir a las casas de empeño para conseguir dinero a cambio de  sus pertenencias. La situación es tal que incluso se empeña  parte de su cultura, pues se han visto orillados a empeñar sus trajes típicos y alhajas tradicionales.

De acuerdo con empleados de casas de empeño de  Juchitán de Zaragoza, la afluencia de pobladores ha aumentado hasta en un 50% desde los sismos de septiembre. Los artículos que más se llevan a valuar a las ventanillas son trajes de gala, principalmente los empleados en las Velas istmeñas,  y joyería tradicional. Muchas de estas prendas  pasan de generación en generación en cada familia, por lo que forman parte de su herencia cultural.

En el Istmo de Tehuantepec,  los trajes tradicionales bordados pueden costar desde 10 mil hasta 25 mil pesos, aunque hay piezas que pueden llegar a venderse hasta en 50 mil.  Los montos  varían de acuerdo a los materiales y al tipo de elaboración de las prendas, pues  un traje bordado a mano es más caro que uno hecho con máquina bordadora. Las piezas elaboradas a mano pueden tomar un tiempo de confección de entre uno  y tres meses, dependiendo de lo laborioso de los diseños.

La joyería de oro que ahora se exhibe en las vitrinas  también tiene precios variados. Según los dependientes, anillos, pulseras, collares y ahogadores alcanzan precios de hasta 20 mil pesos; sin embargo, las casas de empeño sólo otorgan un porcentaje del valor real de los productos, que oscila entre  un 10 a un 50%.

juchitecas_empenan_trajes_regionales_53116727.jpg

Eida Robles, una diseñadora de vestidos, es una de las mujeres que ha recurrido a las casas de empeño para superar la emergencia. “Hace algunos días acudí al empeño para rescatar mi anillo de matrimonio que tuve que empeñar porque nos quedamos sin nada, poco a poco, con las ventas, juntamos un poco de dinero para poder sacarlo”, comenta.

Eida cuenta que  acudió a la casa de empeño porque con el sismo perdió su trabajo y forma de subsistencia.

Una vez que rescató su anillo, Eida ha regresado al empeño a buscar modelos tradicionales en los cuales basar los vestidos que diseña y vende bajo unas lonas, el mismo lugar  donde  instaló las  máquinas de coser que pudo rescatar de los escombros.

Comentarios