Comedor comunitario da esperanza de vida a tuxtepecanos
El comedor comunitario Bethesda en Tuxtepec ofrece alimento, vestimenta y medicamentos a las personas más necesitadas de la zona
Con paso lento, don Andrés se acerca a una de las mesas del comedor comunitario para desayunar, a veces su único alimento del día. Desde hace un año, este lugar se volvió en su última esperanza de vida.
El sol del mediodía es inclemente en la ciudad. Con el sudor corriendo por su frente morena, el hombre ingresa al comedor ubicado en el centro de la ciudad, como quien encuentra un oasis en el desierto.
El amplio espacio es fresco en comparación a la temperatura ambiente que supera los 36 grados centígrados. Aquí, el campesino retirado medita, se alimenta, consigue vestimenta nueva y hasta medicamentos sin ningún costo.
Don Andrés agradece el plato de lentejas, y come con deseo. Su manos, apenas le permiten sujetar la cuchara, el vaso con agua y hacerse un taco.
Desde hace 14 años, la artritis reumatoide le arrebató la posibilidad de trabajar como campesino, cortando caña en temporadas de zafra, y casi en cualquier otra cosa. Sus manos apenas le responden, sus piernas igual.
"Aquí encontré un poco de esperanzas, no tengo familia, no tenía a nadie", precisa el hombre de 59 años de edad, pero que por su estado de salud aparenta mayor edad.
Para llegar al lugar, algunos vecinos le cooperan para el pasaje del urbano, otras veces pide permiso a los choferes para viajar gratis en un tramo no mayor a cinco kilómetros.
A su lado, don Maximino de 74 años de edad también se acomoda para desayunar luego de una breve jornada de trabajo cortando pasto en una casa.
El anciano se siente casi sin fuerza para seguir trabajando, pero esa es la única forma de sobrevivir, sostiene.
Los hombres asisten cada día a este comedor fundado hace cinco años por un reverendo proveniente de Canadá. Actualmente sirven entre 100 y 150 alimentos al día.
Jesús Alvarado, servidos voluntarios del comedor Bethesda, apunta que este espacio se mantiene de cooperaciones y donaciones voluntarias de la comunidad.
"El fin es ayudar a los más necesitados, a quienes no tienen recursos para comer, vestir o medicinas, pero también es un espacio abierto para todo el público", apuntó el joven, quien convive con los asistentes.
