Piden al INAH que supervise reconstrucción de recintos en Juchitán, acusan irregularidades

Juchitán de Zaragoza.—  El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) debe vigilar con mayor rigor la reconstrucción de los edificios históricos y patrimoniales de Juchitán dañados por el terremoto de 2017, pues se han presentado irregularidades en el proceso, asegura Elvis Jiménez, especialista en conservación de viviendas tradicionales.

Lo anterior, agrega, para vigilar que la reconstrucción se apegue a la normativa, no se ponga en peligro la vida de las personas por obras mal hechas, y se eviten “aberraciones arquitectónicas”, como las intervenciones que se realizan en el edificio que ocupaba la biblioteca municipal Gabriel López Chiñas, que data del siglo XIX.

Este edificio, con nombre del escritor juchiteco, se considera uno de los símbolos de las viviendas vernáculas de esta ciudad  y se rehabilita gracias a la Fundación Alfredo Harp Helú, que invirtió 7 millones de pesos. 

Pero, para el curador Elvis Jiménez, los trabajos de reconstrucción “dejan mucho que desear”.

Foto: Cortesía

Acusa que los más de 150 morillos (vigas) originales del árbol conocido como tepehuaje “desaparecieron”; mientras que los muros están siendo sometidos a un repello como parches y las columnas de adobe, las están mezclando con concreto armado. “No se está respetando el proceso arquitectónico ni de reconstrucción”, señala.

El arquitecto también denuncia que en lugar de que los constructores utilicen morillos de tepehuaje, están usando vigas de un encino de San Miguel Chimalapa. “Lo malo es que esos morillos están verdes, no se han secado y así los están colocando, aunque antes los bañan con aceite quemado”.

Sobre los señalamientos, Michel Pineda, responsable de la oficina de Gestión Cultural de Juchitán, señala que las obras de reconstrucción de la biblioteca municipal se realizan con apego a las circunstancias. “¿Dónde están los morillos originales? Los destruyó el terremoto”, responde.

Explica que los muros del edificio del siglo XIX dan la impresión de que llevan parches y no cal viva o piedra caliza de cerro, como ordena el INAH en trabajos de restauración, porque esa vivienda no está en el catálogo de esa dependencia, y porque en ese espacio funcionó hace años como una bodega de queso seco, por lo que el salitre escorió las paredes.

Finalmente, Pineda afirmó que se espera la obra esté terminada en enero del año entrante.