La noche del terremoto, médicos y enfermeros evacuaron el edifico y trasladaron a los pacientes a un predio desocupado, ubicado frente a las instalaciones médicas.
En el amplio terreno que albergó las instalaciones toda la zona está vacía; nadie labora en el lugar. El área luce abandonada y llena de terrones y muebles metálicos destruidos.
“Cuando empezaron a derribar el hospital, nos dijeron que la Sedena demolería y construiría el nosocomio en siete meses”, explicó la líder sindicalista, Yolanda Sánchez Ulloa, cuando ella y otros médicos, entre cantos se despidieron de su centro de trabajo a inicios de octubre.
El funcionario municipal, Óscar Cruz López, asegura que a en noviembre la alcaldesa Gloria Sánchez López se reunió con el gobernador Alejandro Murat, y en dicho encuentro le informaron que en breve arrancaría la construcción del Hospital Civil y el Hospital de Especialidades que ofreció el presidente Enrique Peña Nieto en 2012, cuando estaba en campaña por la presidencia. No obstante, dice el secretario, habrá que esperar y centrarse en el espacio que se habilitó como hospital provisional al aire libre, donde “no hay hospital, no hay quirófanos, no hay medicinas y tampoco insumos”.
El hospital provisional, al que se refiere el funcionario, está ubicado un kilómetro del hospital anterior, en el sector norponiente de la ciudad, donde al lado de un campo de béisbol se habilitó el área de atención médica.
En ese espacio, pacientes y médicos han soportado los sismos, las lluvias de octubre y los fuertes vientos del Norte con rachas de hasta 169 kilómetros que equivalen a un huracán categoría dos y ahí seguirán, pues, de acuerdo con Félix Merlín, subdelegado sindical, no hay fecha para mudarse a lo que se anunció que sería una sede alterna.
El retraso en la habilitación de estos espacios médicos afecta por lo menos a 100 mil istmeños, que no cuentan con ningún otro hospital en la región.