Dan sentido último adiós a líder de la banda “Tierra Mojada”
Entre música y flores, miles de pobladores de San Andrés Huayápam dan el último adiós a Virgilio Ruiz, líder de "Tierra Mojada". Los aplausos y múltiples muestras de cariño estuvieron presentes durante todo el sepelio
Más de mil personas, entre familiares, amigos, compañeros de trabajo y clubs de fans, despidieron este martes al director de la banda “Tierra Mojada”, Virgilio Ruiz García, asesinado la madrugada del domingo en La Labor de Valtierra municipio de Salamanca, Guanajuato, posterior a una presentación en una fiesta de 15 años.
El cortejo fúnebre inició alrededor de las 15:45 horas, cuando la procesión acompañó al cuerpo hasta el lugar donde ensayaba el grupo musical y en el que impartía clases de música. Aquí recibió un primer homenaje en el que participaron bandas locales y sus hermanos tocaron sus instrumentos.
La peregrinación continuó hasta la iglesia de San Andrés Huayapam, Oaxaca, pueblo natal de Virgilio Ruiz, donde se llevó a cabo la misa de su funeral, que inició a la cinco de la tarde.
El recinto religioso estuvo repleto de personas, mientras que afuera centenares más esperaban la salida del féretro para acompañarlo hasta el panteón municipal.
Unos minutos antes de las seis la tarde, el ataúd salió de la iglesia y al menos una veintena de músicos interpretaron “Las Marmotas de Paul Cohen”, una de las canciones que formaba parte del reportorio de la banda “Tierra Mojada”.
Virgilio Ruiz fue llevado a la explanada del palacio municipal de San Andrés Huayapam, donde las autoridades municipales le rindieron un homenaje de cuerpo presente y montaron una guardia de honor; el director del grupo musical se desempeñaba como policía municipal en su pueblo, como parte de los usos y costumbres de la comunidad.
“Es hijo de San Andrés Huayapam, un gran exponente de la música (…) Con impotencia tenemos que decir que el enemigo de la seguridad pública, la delincuencia, nos arrebató a Virgilio. Expresamos nuestra solidaridad con su familia y a los integrantes de la banda los exhortamos a continuar con coraje, esfuerzo y trabajo, el proyecto de Virgilio. Deseamos que este crimen no quede impune, algún día alguien hará justicia de buena manera, porque quienes acribillaron a Virgilio siguen libres”, expresó el presidente municipal, Mateo García.
A la ceremonia le siguió un minuto de silencio que fue interrumpido por el grito ¡Puro Oaxaca!, ¡Puro pa´rriba!, frase que identifica a la banda “Tierra Mojada”; después, un minuto de aplausos de los cientos de personas concentradas en la explanada municipal; luego un pase de lista ¡Virgilio Ruiz García! ¡Presente!, para cerrar con la ejecución de “La Diana” con trombones, trompetas, clarinetes y tambores.
La procesión del entierro continuó su marcha por la calle El Pocito hasta llegar al panteón. Durante el recorrido las bandas locales entonaron música alegre mientras que quienes cargaban el féretro bailaban al rito de las melodías, para despedir con una alegría entremezclada con una enorme tristeza reflejada en los miles de ojos de los acompañantes.
En el lugar del entierro había otras decenas de personas esperando el cuerpo de Virgilio, en un panteón atiborrado con coronas de flores y dos patrullas de la policía municipal, que mantuvieron encendidas sus sirenas.
Un hombre inconsolable deshojó un crisantemo sobre la fosa en el que se depositó el cuerpo de Virgilio y reiteradamente le dijo adiós; otros dos se acercaron para tratar de consolarlo y evitar que se derrumbara por el dolor.
El círculo formado con personas que sostenían una cuerda alrededor de la tumba para contener a las personas que asistieron al entierro, fue abierto en una de sus partes para que entrara el ataúd, los familiares y amigos más cercanos al artista.
La primera en ingresar fue su esposa Claudia García Santiago y sus tres hijos, después su madre Sofía Reina, más familiares y los integrantes de la banda.
Los asistentes observaron y comentaron sobre la tristeza de la familia, de la esposa, de sus hijos; el ataúd fue depositado finalmente en la fosa y un sacerdote leyó una oración, mientras arrojaba agua bendita sobre la fosa y el ataúd.
La música volvió a sonar: “Un puño de tierra”, “Dios nunca muere”, “Mi gusto es” que tocaron al unísono los más de 20 músicos, mientras que los integrantes de la banda “Tierra Mojada” cantaron alrededor de la tumba.
El maestro, el director de la banda “Tierra Mojada” e integrante por 10 años de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca fue despedido, recibió el último adiós; la tierra de San Andrés Huayapam se humedeció y el llanto corrió por los pequeños canales de las calles de este pueblo de Oaxaca.