Pluma Hidalgo.- Un huracán. Una plaga. Una pandemia. Todas las crisis del café que se han padecido en Pluma Hidalgo las ha vivido Aristeo Antonio Gómez, el dueño de la finca El Pacífico, cuya historia se remite hasta hace más de un siglo en el tiempo, cuando su abuelo, originario de Sinaloa, llegó a este municipio cafetalero de la región Costa. 

Era 1913 y, tras pagar las deudas de los dueños anteriores, el abuelo de este productor se hizo de siete ranchos en la región, de los cuales vendió cinco y se quedó con dos, uno de ellos, El Pacífico, que el padre de Aristeo le compró a su abuelo y él, a su vez, se lo compró a su padre.

Aristeo llegó a esta finca cuando terminó la preparatoria. Entonces aún no sabía que años más tarde podría pagársela a su padre, pero aun así se dedicaba a trabajar a tiempo completo las 153 hectáreas de tierra que componen el rancho que, en sus buenos tiempos, llegó a tener sembradas más de 230 mil plantas de café.

Es por todos esos años que Aristeo sabe cuando se le pregunta sobre las crisis que ha vivido el grano. Dice que hasta antes de que en 1997 el huracán Paulina devastara las costas oaxaqueñas, la producción marchaba bien. Incluso cuenta que “no hay mal que por bien no venga”, pues la fuerza del viento y el agua dejaron tantos desechos orgánicos en las tierras, que éstas resultaron beneficiadas.

Foto: Edwin Hernández. EL UNIVERSAL Oaxaca

Pero los productores apenas se levantaban de esa crisis cuando llegó la roya, una plaga que enferma las plantas, provocando la caída prematura de las hojas y dejándolas debilitadas. La infección llega a ser tan severa que puede ocasionar su muerte, causando considerables pérdidas económicas.

Aristeo recuerda que, tras los años de la roya, su producción cayó casi 90% y además la plaga los orilló a él y a otros productores a abandonar las variedades locales de la planta para buscar aquellas más resistentes a la enfermedad.

“Ya íbamos saliendo de la crisis y que nos llega la roya. Entonces, todos nuestros cafetales eran pluma y a la primera se fueron. De producir mil sacos, tras la plaga saqué apenas 100. Pero no le perdimos la fe a nuestro café y volví a renovar mis cafetales”, cuenta.

Foto: Edwin Hernández. EL UNIVERSAL Oaxaca

La roya no sólo dejó daño económico, fue la causante que las variedades oaxaqueñas del grano fueran sustituidas por otras originarias de lugares como Veracruz o más distantes, como El Salvador o hasta Colombia. Actualmente, de las cinco especies que cultiva Aristeo, sólo una es originaria de Oaxaca, el Café Pluma.

Desplomó las ventas...

Este 2020, una nueva crisis ha golpeado a los cafeticultores. Aunque Aristeo Antonio Gómez es consciente de que se trata de un fenómeno mundial, también tiene claro que el café es uno de los cultivos más golpeados por los efectos de la pandemia de Covid-19 que azota al mundo. Lo sabe, dice, porque ningún otro producto del campo tiene una vida tan ligada a sus consumidores como la que tiene este grano.

En su caso, explica, él comercializa el café tostado y molido, y lo hace directamente con cafeterías en toda la República, establecimientos que fueron de los primeros que cerraron ante la expansión del virus en el país.   

“Ha sido un tiempo adverso. Tenemos clientes en toda la República. Son pequeños nichos de cafeterías que nos consumen entre 20 y 50 kilos de café al mes y los surtimos todo el año. Vendemos unos 400 kilos mensuales de grano tostado y molido, pero vino la pandemia y ya no nos compraron”, cuenta el productor.

En su caso, dice el dueño de la finca El Pacífico, de vender 400 kilos mensuales, pasó a colocar apenas 20 kilos en abril, en mayo subió a 100, en junio a 120 y en julio no pasó de 150.

Foto: Edwin Hernández. EL UNIVERSAL Oaxaca

“Los gastos de la finca son mayores y con esos kilos de café no podemos hacer nada. Nos encontramos descapitalizados y un poco endeudados, porque no pudimos cumplir los compromisos”.

Aristeo explica que la falta de ventas durante la emergencia sanitaria se traduce en “un año completo de atraso”, pues los cafetales ya están listos, pero no hay recursos para atenderlos. “Estamos esperando dinero fresco para limpiar la hierba y no se deteriore el cafetal, no podemos hacer otra cosa”, lamenta.

La crisis derivada del Covid-19, profundiza el cafeticultor, es el último eslabón de una serie de complicaciones que el sector ha vivido en los últimos 25 años.

Dice, como ejemplo, que hasta antes de Paulina, él daba empleo a 120 personas de la región y tenía una plantilla de trabajadores fijos de 25 empleados. Ahora, sólo mantiene 10. “Hemos hecho milagros. Antes, el rancho daba para pagar más, antes daba y daba”.

Pero la pandemia los ha golpeado, esta vez en otro rubro. Si el huracán y la roya afectaron la producción, el coronavirus los ha paralizado económicamente y ha dejado a los granos esperando a venderse en las bodegas.

Foto: Edwin Hernández. EL UNIVERSAL Oaxaca

“Nos ha pegado durísimo, no en la producción, pero no nos ha dado dinero para seguir cultivando el cafetal como debe ser. Estamos pagando intereses por algo que no pudimos cumplir y no es por no querer, no se puede. En la bodega está el café, pero qué hacemos si no hay quién lo compre.   Esperemos que de aquí a diciembre”, dice con esperanza. 

Aun así, Aristeo sabe que es poco probable que las cosas cambien para diciembre. “Nadie va a las cafeterías, están cerradas por la sana distancia y nosotros necesitamos que estén llenas”.

Y frenó la DO

Aristeo y los productores no son los únicos que esperan que a finales de año la ruta del café se fortalezca, pues la pandemia no sólo afectó a los cafeticultores en las ventas, también frenó el proceso para echar a andar la Denominación de Origen (DO) que obtuvo el Café Pluma apenas en febrero, unos días antes de que el virus aterrizara en tierras mexicanas.

Según Juan Pablo Guzmán Cobián, secretario de Economía en Oaxaca, los beneficios de la llegada de una DO a la región cafetera de Pluma Hidalgo, que abarca oficialmente a otros 30 municipios vecinos, sólo podrán hacerse realidad cuando esté lista la Norma Oficial que debe acompañar la DO, pues se trata del instrumento que regulará qué variedades pueden ostentarse y estar bajo su protección.

El problema es que para que la norma oficial esté lista, es necesario culminar el trabajo de toma de muestras de los granos en la región, un proceso que realizaba el Clúster del Café en el estado, pero se frenó cuando llegó la pandemia y, desde entonces, lleva más de mes y medio en la incertidumbre: “Todo se paró, entonces, el valor agregado que se le puede dar al grano y los beneficios a los productores aún no ha llegado”.

Además, las medidas de distanciamiento social también tiraron todos los eventos de promoción que el café de Pluma Hidalgo podía utilizar como ventana de venta, por ejemplo, la sección de café dentro de la Feria del Mezcal que año con año acompaña a la Guelaguetza y que este 2020 no pudo ver la luz.

Aun así, el secretario confía que, si el semáforo de riesgo lo permite, a final de año, como lo anunció el gobernador Alejandro Murat, se puedan retomar las actividades de promoción para este sector tantas veces confiado.

El plan, explica Guzmán Cobián, es aprovechar el mes de noviembre y sus fiestas a la muerte para poder desarrollar eventos y actividades típicas de la Guelaguetza, como barras de especialidad, para darle así una promoción adecuada al grano.

Además, confía que el proceso para terminar la Norma Oficial de la DO también se culmine antes de que termine el año.

Foto: Edwin Hernández. EL UNIVERSAL Oaxaca

“La idea es comunicar ese valor agregado que nosotros sabemos que tiene. Que por el mismo proceso y por el mismo trabajo que ya hacen puedan ganar más dinero y tener una mejor remuneración”.

La DO, una vez que pueda echarse andar, insiste el funcionario, permitirá dar a conocer al mundo al Café Pluma como lo que es, un café de especialidad, y de altos estándares. Todo, claro, si la pandemia lo permite.

Mientras tanto, a Aristeo y a los demás productores, sólo les queda resistir.

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