Juchitán de Zaragoza.— A los 16 años de edad, José Juan ingresó a Ferrocarriles Nacionales de México (Ferronales). Su primer trabajo, recuerda, fue el de “chícharo”, o sea ayudante, y tras 29 años de serpentear la ruta transístmica con 110 carros, entre furgones, góndolas, tanques y tolvas, jalados por tres locomotoras de tres mil 600 caballos de fuerza cada una, en 1999  fue jubilado por la fuerza, cuando se desempeñaba como superintendente auxiliar, en Matías Romero.

Más de 20 años después, José Juan Correa Hernández fue uno de los exferrocarrileros que integraron la caravana motorizada que salió el siete de septiembre de este municipio y llegó a la Ciudad de México para demandar la revisión de las “injustas” jubilaciones y liquidaciones que Ferronales hizo en 1999, tras la privatización de la empresa ferrocarrilera, en el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León. 

En el país, son 14 mil exrieleros los que están en la misma situación de José Juan y exigen justicia al gobierno federal; en el Istmo de Tehuantepec son 300, aproximadamente.

“El viaje que hicimos a la Ciudad de México no fue de placer, fue de lucha, fuimos para exigir justicia, porque a nosotros la empresa Ferronales y con la complicidad del sindicato charro, nos jubilaron a la mala, con amenazas, con intimidaciones de todo tipo: o aceptan, o ni eso van a percibir, nos decían”, recuerda Juana, una jefa de oficina que dedicó 30 años de su vida a la empresa ferrocarrilera, hasta antes de que concluyera la privatización.

Durante los meses de julio y septiembre del año pasado, los integrantes de la Organización Social de Ferrocarrileros “Demetrio Vallejo Martínez Vive”, bloquearon las vías del Tren Transístmico en Matías Romero y en Ciudad Ixtepec, para exigir la revisión “con justicia” de las jubilaciones y liquidaciones de 1999. El 12 de septiembre de 2019, fueron desalojados de Ixtepec, a golpes, por los “porros enviados de parte del líder charro Víctor Flores”, denunciaron.

Para  Juana Santos Gómez y José Juan Correa Hernández, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador debe procurar la justicia a los ferrocarrileros que dieron su vida al país. “Queremos que AMLO revise cómo en 1999, mediante amenazas, Ferronales y el sindicato, se confabularon para perjudicarnos, cuando con amenazas nos obligaron a aceptar las jubilaciones y las liquidaciones que ellos impusieron y que fueron las más bajas”, dicen. 

Foto: Cortesía

Los jubilados de entonces, como Juana, con 30 años de servicio, recorriendo medio país, como secretaria y hasta alcanzar la categoría de Jefa de Oficinas, puesto por el que ganaba 14 mil pesos mensuales. Al jubilarse, le dieron la categoría salarial más baja y sólo alcanzó un sueldo mensual de dos mil pesos. José Juan, quien fue jubilado a los 29 años de trabajo, igual a la fuerza, ganaba poco más de 12 mil pesos mensuales como superintendente auxiliar. Ahora gana dos mil 800 pesos de pensión.

“No se vale que nos hayan tratado así, con intimidaciones y que nos hayan dado la jubilación más baja. Por esa razón estamos peleando para que el nuevo gobierno reconozca el sacrificio que dimos a lo largo de nuestra vida a favor de Ferronales y de nuestro país, señala  Juana, quien al igual que a don José Juan, el retiro forzado los alcanzó en Matías Romero.

José Juan explica que cuando desaparece Ferronales en el sur de Oaxaca, nació la empresa Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), propiedad del gobierno, pero que ya no los contrató. El exferrocarrilero recuerda que una tarde de 1993, en uno de tantos viajes transportando gas doméstico y granos básicos, se le descarriló el tren en Paso Real, entre Matías Romero y Palomares. No fue el único accidente, fueron como 10, por el mal estado de las vías.

A 21 años de su jubilación forzada, los hijos de José Juan son profesionistas. Uno es ingeniero,   otro terapeuta y una abogada. “Estudiaron gracias a los ingresos de la miscelánea que abrí luego que me retiraron”, cuenta.

Mientras que Juana, sigue trabajando como secretaria, pero ahora en una preparatoria particular, donde ingresó unos años antes de su retiro. Uno de sus dos hijos ejerce la carrera de técnico en reparación de aeronaves. Otro está en Estados Unidos.

Foto: Roselia Chaca

Los exferrocarrileros seguidores de Demetrio Vallejo y de Valentín Campa, líderes ferrocarrileros históricos, también pelean para que sus compañeros liquidados a los 25 años los hombres y 20 años las mujeres, porque no alcanzaron la edad de la jubilación, se les incorpore a un proceso de re jubilación o de compensación. 

Luego de la caravana a la Ciudad de México, la respuesta de las autoridades fue que deben de seguir esperando. “Aguardamos que la Procuraduría Federal para la Defensa del Trabajo, dictamine a nuestra favor, que aplique la justicia”, dicen. Mientras tanto, no les queda más que seguir deseando que la justicia llegue algún día.