Aislados y con miedo, tzotziles piden a la GN
Desde hace 15 días habitantes de Nuevo San Andrés no salen de su comunidad pues temen que los ataquen quienes disputan sus tierras

Texto: Roselia Chaca
"Vivimos con miedo”. “Nadie sale del pueblo.” Es lo primero que responde Elías Ruiz Núñez, habitante de Nuevo San Andrés, cuando se le pregunta por la situación del núcleo agrario de Santa María Chimalapa que hace una semana fue objetivo de intromisión por parte de paramilitares provenientes de Chiapas.
Desde hace 15 días, los 70 habitantes de 20 familias pobres tzotziles de origen chiapaneco, que ocupan 639 hectáreas de tierras de los bienes comunales de Santa María Chimalapas, no salen a hacer sus compras al pueblo más cercano que es Cintalapa, Chiapas, ni a sembrar sus parcelas, ante el miedo de ser atacados o retenidos por el Ejército Chamula y autoridades de Chiapas.
En peligro por aislamiento
Para llegar a Nuevo San Andrés se recorren dos horas de camino de terracería desde Cintalapa, Chiapas, y durante ese lapso se transita por el territorio de los Chimalapas que ha sido devastado por la ganadería, la explotación forestal, los invasores.
Su aislada ubicación y vecindad con la ciudad de Cintalapa la hace vulnerable a un ataque armado, ya que no existe señal telefónica ni de radio.
Esta comunidad, abandonada por el gobierno de Oaxaca y hostigada por Chiapas, no ha visto un médico desde hace dos años, el último llegó en caravana hasta el pueblo, su casa de salud está abandonada y el más cercano está en Cintalapa. En cuanto a la educación, también desde hace dos años los niños no tienen clases:
“Crecen así, sin educación”, comenta Elías, secretario de la agencia.
Aunque los habitantes cultivan y crían animales de granja, necesitan venderlos en Cintalapa, además de surtirse en esta población chiapaneca, por lo que cada dos días tienen que atravesar el predio y centro ecoturístico Los Ocotones, propiedad de Carmen Ariel Orantes, señalado por los propios tzotziles como de los principales instigadores del Ejército Chamula y que busca recuperar la zona para ampliar su propiedad.
Aquí no llegan los programas de desarrollo social del gobierno federal y tampoco apoyo alimentario, a lo mucho unas despensas del gobierno municipal que hace todo lo posible por apoyarlos, pero el mayor apoyo que piden es el de la Guardia Nacional para sentirse un poco seguros.
“Nadie sale, sobrevivimos con lo que tenemos, el presidente municipal nos mandó unas despensas, pero requerimos más. Además, pedimos la presencia de la Guardia Nacional, que se establezca un módulo permanente, porque tememos que un día lleguen a atacarnos en el pueblo o que nos embosquen otra vez como pasó en 2017, cuando en el camino a Cintalapa atacaron y lastimaron a seis ejidatarios”, expone Elías Ruiz.
Antecedentes
Elías recuerda que llegaron a la zona en 2012 cuando el chiapaneco Miguel López López, que se ostentaba como agente municipal de Nuevo San Andrés, les dijo que el predio pertenecía a Chiapas y estaba libre de conflicto agrario, él y sus hermanos pagaron 30 mil pesos por ser dueños de 10 hectáreas cada miembro de su familia.
“Nos engañaron, caímos como 80 personas. A cada uno le quitó 10 mil pesos, peros su ambición le ganó y vendió más de las 639 hectáreas. En 2013, cuando ya no podía darle 10 hectáreas a cada persona, ideó invadir un rancho cercano que se llama El Tule para expandirse, sólo convenció a la mitad del pueblo y arrasaron con el rancho”, recuerda el campesino.
Los dueños del rancho interpusieron una demanda contra Miguel López López, se sumaron a esa demanda cinco congregaciones oaxaqueñas, para luego lanzar la amenaza de desalojo violento a las tierras comunales de Santa María Chimalapa, esto obligó a los tzotziles a investigar la situación legal del predio y descubrieron que estaba en conflicto agrario desde hace más de 40 años y pertenecía a Oaxaca.
“Investigamos bien y descubrimos que son tierras de Oaxaca, además de que no queríamos ser desalojados, porque nos engañaron y pagamos por las tierras, así que aceptamos adherirnos a Oaxaca, por lo que desde 2014 estamos reconocidos por el Congreso oaxaqueño, por el Tribunal Agrario y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) nos tiene dentro de los límites de Oaxaca”, refiere.
Pero en 2014 Miguel López López demandó a nueve habitantes por despojo del predio que acreditó como de su propiedad, pero la orden de aprehensión contra ellos salió este año y el 7 de noviembre fue detenido el primer tzotzil en Cintalapa, por lo que desde entonces no salen los restantes demandados del pueblo.
En febrero de 2017 un comando atacó a un grupo de habitantes en el camino a Cintalapa mientras iban de compras, en esa ocasión fueron seis los heridos.
En ese mismo año una misión de observadores llegó a la comunidad y constató la situación en la que vivían, por lo que se solicitaron medidas cautelares y de seguridad. Nada de eso llegó.