Aguantar bajo el sol para seguir viviendo
Afectados acusaron falta de organización de las autoridades
La serpenteante fila alcanza casi un kilómetro de largo a un costado de la carretera Panamericana y termina frente a la reja cerrada y custodiada por el Ejército del Centro Cultural Zapoteca que resguarda el módulo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). La desorganización se nota al comienzo de la fila, donde personas de todas edades se arremolinan.
Las primeras son ancianas en sillas de ruedas o en andaderas, detrás de ellas, hermanas, hijos y nietos las cuidan. Son los afectados del sismo.
Algunas con paraguas, otras con toallas buscan resguardarse del implacable sol y polvo. No les importa la espera de hasta 48 horas en el mismo lugar, pues aseguran que los 2 mil 370 pesos del programa de Empleo Temporal bien valen la pena en es estos días de crisis.
Felipa López López y Juanita Castillo son de las primeras en la fila de uno de los 10 módulos que el gobierno federal, estatal y municipal acondicionó para entregar el apoyo correspondiente a la limpieza que realizan o realizaron de sus viviendas colapsadas.
A las ancianas zapotecas de más de 70 años no les importó las horas sentadas en la calle en la colonia Mártires, de la ciudad de Juchitán, ironizan que están acostumbradas a estar en la calle, pues desde el día del sismo viven debajo de las lonas.
Lo único que las desespera es no saber por qué la demora del pago, cuando ya todo estaba organizado para la entrega. Les dijeron que sólo tenían que llegar con su credencial y el folio que les dio la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). La incertidumbre por no saber contagia a sus familiares que gritan a los funcionarios que se localizan en el interior.
Aún con la incómoda situación, ellas aguantan. Felipa, con diabetes, sólo se acomoda y toma agua; sus familiares hablan por ella. Se ve cansada. Llegó desde las 10 de la mañana del jueves y desde entonces espera. La otra mujer, Juanita, pide que le tomen fotos ahí sentada, que vean que llegó desde la media noche para recibir el dinero que ayudará a seguir viviendo las próximas semanas.
Detrás de estas mujeres, más de dos mil personas buscan respuestas por el atraso. La noticia de que no hay dinero en los bancos los desespera más, por lo que organizan un cierre carretero, hasta después de varios intentos logran concretar. De repente, alguien llega y les asegura que el pago será después de las cuatro de la tarde, que tendrán que aguantar seis horas más. Detrás de los insultos, regresa la paciencia.
Los gritones que venden aguas frescas para mitigar el calor son los más solicitados, las vendedoras de antojitos también; los que no tienen ni para eso, se aguantan y se quejan de que es una “burla” la desorganización de la entrega.
“No puede ser posible que nos hagan esto. Los ancianos, que, además de perder sus casas, estén en el sol esperando el apoyo y luego decirles que no, no hay dinero, que regresen después de las cuatro. No hay coordinación entre los funcionarios, parecen novatos, pareciera que no tienen estructura”, comenta molesta Irene Velásquez , quien acompaña a sus padres a recibir el apoyo.