“Compran a 44 pesos el kilo de res en pie y ya procesado en cortes, en las tiendas departamentales lo venden a 150 pesos el kilo”, asegura el ganadero.
En teoría, todo estaba listo para arrancar con la construcción sobre una superficie de una hectárea en terrenos del municipio de El Espinal, incluso el gobierno estatal, afirma López Guerra, quería realizar una ceremonia para anunciar el arranque de la obra, donde se colocaría la primera piedra.
Dicho acto finalmente no se llevó a cabo porque los ganaderos aseguran que la administración estatal no aportó los 5 millones 500 mil pesos que le correspondían.
“Decidimos que no se colocara la famosa primera piedra; después vino el terremoto del 7 de septiembre del año pasado y la construcción del rastro se postergó para abril, pero llegó el tiempo electoral y se volvió a postergar”, agrega.
Ahora, a los funcionarios del Firco, dice el presidente de la Unión de ganaderos del Istmo, les informaron que se agotó el periodo para aprovechar los 7 millones de pesos que se habían liberado desde hace año y medio. “Vamos a solicitar la ampliación del plazo porque queremos tener nuestro rastro TIF, donde podremos sacrificar 100 cabezas por día”, añade el ganadero.
El rastro TIF, insiste, es una necesidad porque el que tenía Chiapas, en Arriaga, cerró hace seis años y en toda la franja costera, desde Salina Cruz y Pinotepa Nacional, no hay ningún rastro que nos represente competencia.
En este rastro, explica, se sacrificaría el ganado de los integrantes de la Ugrit, mientras que los 69 tablajeros que venden en el mercado local seguirían sacrificando sus reses en sus domicilios como lo hacen hasta ahora.