Identidad. Buscarán preservar la arquitectura tradicional
Especialistas crearon 3 prototipos para la reconstrucción conservando la esencia de las viviendas istmeñas; los costos van desde los 116 mil hasta los 250 mil pesos
En el Istmo de Tehuantepec, antes del sismo de 8.2 grados, las casas eran de hasta 200 metros cuadrados, con amplios patios donde se descansaba de la faena diaria en coloridas hamacas. Las viviendas contaban con grandes patios arbolados y corredores amplios sostenidos en frondosos pilares, así como techos inclinados cubiertos de tejas rojas. Esos elementos conformaban la personalidad de las calles del Istmo de Tehuantepec. Esa identidad arquitectónica es la que asociaciones como Pro Oax, del pintor Francisco Toledo, buscan preservar, pues con la reconstrucción la vivienda tradicional podría ser desplazada frente a nuevas edificaciones.
De acuerdo con el arquitecto Juan José Santibáñez, colaborador de Pro Oax, una casa vernácula istmeña se distingue por tener paredes que sobrepasan los 3 metros de altura, con techos aislantes de la radiación solar y bien ventiladas.
No obstante, ante la emergencia de vivienda, el especialista refiere que rehacer las casas idénticas a las originales resulta imposible, pero es posible “reconocer lo sustancial de esos espacios y bajo la combinación de materiales tradicionales e industriales, tomando en cuenta costumbres y necesidades, podemos lograr espacios que respondan a esa cultura… de otra manera estamos decapitando la expresión del pueblo”, acota Santibáñez.
Aunque algunos cálculos de constructores revelan que el dinero que otorgará el gobierno federal a las familias afectadas son apenas suficientes para construir un cuarto de tres por tres metros o un baño sin acabados, los integrantes del Colegio Libre e Independiente de Arquitectos de Oaxaca (CLIAO) son más optimistas, pues señalan que la reconstrucción con esos recursos es posible, pero bajo ciertas condiciones.
Reutilización y tequio
El reuso de materiales, el trabajo comunitario y un plan de construcción avalado por un especialista son los elementos que harían posible que los 120 mil pesos alcancen para erigir una vivienda que responda a las necesidades de las familias, sostienen los integrantes del CLIAO. Lo más caro, coinciden, es la mano de obra, por ello propone recurrir a la autoconstrucción.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) está de acuerdo. En el documento denominado Cartilla breve para refuerzo de la vivienda rural de autoconstrucción contra sismo y viento, la institución recomienda recurrir a la autoconstrucción, es decir, cada familia puede efectuar las mejoras necesarias en su domicilio, no obstante, específica que “en casas de dos o más niveles, es preferible buscar la asesoría de constructores especializados.
Claudia Ruiz, presidenta del CLIAO, considero primordial que se respeten los aspectos culturales para las nuevas construcciones, pues consideró que esto va de la mano con la reactivación económica, con la reatracción del turismo hacia esas construcciones que son el reflejo de la forma de vida de los pueblos istmeños.
“Las construcciones eran atractivas en sí mismas, un complemento de las riquezas naturales que tiene nuestro estado y por ello es importante conservarlo”, añadió.
Ruíz detalló que algunos de sus agremiados que residen en el Istmo de Tehuantepec desarrollaron tres modelos tentativos, cuyo objetivo es demostrar que se pueden cubrir las necesidades de la población afectada con un presupuesto reducido y aprovechando los materiales útiles que pudieran obtenerse de los escombros.
La reutilización de materiales considerados como escombros: tabicones, vigas, morillos, herrería y principalmente ladrillo rojo servirían para erigir nuevos inmuebles. Los materiales se recopilan y almacenan desde un día posterior al sismo y se combinarán con componentes nuevos para erigir viviendas seguras, construidas con apoyo de ingenieros estructuristas.
Mientras la casa muestra, con la que el gobierno estatal refirió la viabilidad del presupuesto, constaba de 16 metros cuadrados, las propuestas del colegio de arquitectos alcanzan diferentes rangos de precios que varían de acuerdo con los materiales y amplitud de los espacios.
30 metros cuadrados
El primero de los prototipos tiene un costo de aproximadamente 116 mil pesos y consiste en una planta de dos habitaciones, que alcanza una extensión de hasta 28 metros cuadrados. El segundo modelo requerirá un costo aproximado de 170 mil pesos y sería de una superficie superior a los 20 metros cuadrados, un espacio suficiente para familias de cuatro integrantes; el número promedio de los núcleos familiares en la región, según datos oficiales.
El tercer prototipo alcanzaría hasta 30 metros cuadrados, pero necesitaría una inversión de 250 mil pesos. Los tres prototipos son casas de una sola planta, en la que se contemplan espacios para sala, comedor, dos recámaras, baño y patio.
Según el CLIAO, en los modelos que se analizan las habitaciones son de 3.5 metros cuadrados, mientras que una habitación original era de ocho metros cuadrados, en predios que llegan hasta los 200 metros cuadrados, por lo que las construcciones similares no son una opción.
“El apoyo del gobierno es insuficiente, alcanza para unas casitas de cuatro por cuatro metros, que no corresponden a los espacios amplios originales donde se situaban las casas”, explicó la presidenta del CLIAO.
Por el tamaño de las viviendas, la representante del CLIAO calcula que las pérdidas de las familias podrían ir desde los 400 mil pesos hasta los 4 millones. El modelo elaborado por el colegio y por estudiantes de la Universidad La Salle está en proceso de evaluación y cuando sea aprobado se construirá una casa muestra en Juchitán o en Ciudad Ixtepec para demostrar su viabilidad.