A tan sólo una semana de su creación, la tienda en línea ha tenido gran demanda en los popotes de hueso de aguacate y de bambú, que al final pueden ser utilizados en composta y se biodegradan en un año. También le solicitan platos, vasos y cucharas para fiestas que se biodegradan en 30 días.
“La tiendita comenzó porque mucha gente empezó a preguntar por los productos que yo utilizaba, como los cepillos de bambú, las copas menstruales, los popotes. Así que empecé a ofrecer los utensilios biodegradables para fiestas y han tenido una gran demanda. No es por dinero, es un reto personal de demostrar que sí se puede reducir el consumo del plástico; es difícil, pero no imposible”, explica.
Su siguiente reto es visitar los restaurantes de Juchitán para invitarlos a sumarse a la iniciativa de que sus clientes carguen sus recipientes cuando compren comida para llevar, por el momento en sus redes sociales sugiere a los ciudadanos comprar sus productos en el mercado llevando su propia bolsa de mandado, tupper y vasos.
Envoltura biodegradable. No es el único esfuerzo que realizan los zapotecos por el ambiente. A unos metros del mercado público de Juchitán viven Samantha Moscoso y su esposo Fernando Zarate, quienes desde hace nueve meses comenzaron un negocio de comida rápida en línea: hamburguesas caseras Hambre Feroz.
Al principio entregaban sus productos en platos de unicel, hasta que un día se enteraron que el material tarda en degradarse mil años, más las sustancias tóxicas que produce en su fabricación.
Ante la llegada en unas semanas de su primer hijo, se sintieron responsables de la parte contaminante que generan al ofertar sus productos en unicel y bolsas de plástico, así que buscaron una alternativa económica y amable con el medio ambiente. Después de ver la propuesta de una cadena tailandesa de envolver sus verduras en hojas de plátano en supermercados, decidieron probar suerte.
Para su fortuna, en el mercado de Juchitán fue fácil adquirir las hojas de plátano, así como la carne fresca; el pan lo elabora con un panadero local, así que todos los ingredientes son frescos y sin conservadores; ahora las hambuerguesas también son ecológicas.
Además, con la hoja de plátano redujeron en un 20% sus gastos, pues el unicel les costaba 60 pesos por 40 piezas, en cambio la hoja de plátano cuesta 15 pesos para el mismo número de hamburguesas.
Al principio, aseguran, recibieron críticas por la propuesta, pero con el tiempo los clientes les agradó que la envoltura sea amigable con el ambiente.
La propuesta se dio por inconformidad de los productores de mango, en cuyos huertos terminaban cientos de toneladas de unicel que los turistas utilizaban y tiraban en el mismo arrollo natural.
Antes de que el Congreso prohibiera el uso del plástico en todo Oaxaca, Santiago Laollaga fue el primer municipio del Istmo de Tehuantepec que lo hizo ley.