Dejan atrás el horror del pasado tabacalero

En Valle Nacional, aún están de pie algunas construcciones que guardan la historia de la esclavitud que se vivió durante El Porfiriato, tal como se reflejó en obras como “México Bárbaro” y “El valle de los miserables”

Según lo citado en “México Bárbaro”, durante el gobierno de Porfirio Díaz llegaban unos 15 mil trabajadores al año a los cultivos de tabaco; algunos eran presos políticos y otros eran engañados y terminaban como esclavos. (YURIDIANA SOSA. EL UNIVERSAL)
Municipios 20/11/2017 11:51 Yuridiana Sosa Valle Nacional, Oaxaca Actualizada 11:51

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El tiempo ha borrado casi por completo  las huellas del gobierno de Porfirio Díaz en este lugar. Los restos de grandes paredes de piedra de lo que fue “la casa grande”,  una antigua finca tabacalera, son los diminutos rastros de la época de El Porfiriato en este municipio al norte de Oaxaca.

Aquí, como lo describe John K. Turner en su libro “México Bárbaro”, durante el gobierno del general Díaz, cada año llegaban unos 15 mil trabajadores a los cultivos de tabaco; algunos eran presos políticos y otros más eran  engañados, pues les ofrecían buenos contratos y terminaban como  esclavos.

De un conjunto de fincas tabacaleras: Santa Fe, San Martín (antes San Cristóbal), La Mar, La Trinidad, El Rubí, Rica Hoja, San Fernando, La Finca, La Ratonera, Arcoíris y Hondura de Nanche, que dominaron en Valle Nacional hasta finales de la década de los 70, hoy ninguna funciona; son tierras invadidas por organizaciones sociales, olvidas o urbanizadas, indicaron ex hacendados y autoridades municipales.

Luciano Ferrer Acevedo, un hombre de 90 años de edad, recuerda poco de la época conocida en su comunidad como “la contrata”, de la que su padre, en algún momento, le habló con horror sobre los malos tratos que cientos de personas recibieron para mantener la producción de tabaco.

 El secretario municipal de Valle Nacional, Enrique Pérez Hernández, asegura que en el palacio municipal no existe evidencia de lo descrito por John K. Turner, quien habla de este lugar como un “valle de la muerte”, por ser la tumba de miles de personas ante los tratos inhumanos que recibían; dice que en algunas “tomas” del palacio han quemado documentos importantes de la historia de la comunidad.

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Lo que se conoce de la época de “la contrata” es por medio de los relatos de “México Bárbaro”, de la revista The American Magazine y la película “El valle de los miserables”, basada en la novela “El Valle Nacional” de Enrique Albuerne y filmada en el año de 1975.

Fincas de recuerdos

Teresa Avendaño Yescas, de 78 años, nació y vive en predios de lo que hace más de 100 años fue la finca San Cristóbal, lugar mencionado en la película “El valle de los miserables”. Su padre fue un trabajador que llegó de Cuilápam de Guerrero, de los Valles Centrales.

A pocos metros del río de Valle Nacional, la finca, donde en la película se relata la vida esclavizada de los trabajadores, se limita a un par de paredes de piedras cubiertas por plantas y un enorme árbol centenario en medio de un terreno, donde construcciones de dos casas roban espacio al emblemático lugar. “Aquí se cuelgan a los que andan detrás de sus hijas (de los dueños)”, escuchaba de los adultos cuando era niña, sobre los pretendientes.

Teresa, con  dificultades para recordar, apunta que fue alrededor de 1970 cuando “la casa grande” fue destruida. A esta finca, hoy conocida como de San Martín, llegó su padre y madre entre los años de 1927 y 1928, cuando la esclavitud en El Porfiriato sólo eran anécdotas contados entre la población.

La mujer cuenta que era tan extensa esta finca que contaba con un pequeño tren para trasportar la mercancía y para que, a la llegada del patrón, él recorriera las tierras. De las vías hoy tampoco hay rastro, cerca de 1950 una autoridad de Valle Nacional, dice la mujer, las desmanteló y vendió.

A unos tres kilómetros de la finca de San Cristóbal, la finca Hondura de Nanche guarda un par de tractores Fordson, de los años 20. En la zona, donde un conjunto de casas de madera siguen de pie y  habitadas, se muestran leyendas  de una organización social como  la Unión General Obrero, Campesina y Popular (UGOCP). En el lugar, nadie respondió al llamado para conversar sobre el tema, pese a la presencia de inquilinos durante el recorrido.

Casa de raya

En el centro de Valle Nacional son escasos los edificios que conservan la arquitectura histórica de la Cuenca del Papaloapan. Paredes de madera perfectamente ensambladas y techos de lámina con doble caída de agua. Uno de los que se mantienen de pie es la antigua “Casa de raya”.

Este lugar es conocido así por los lugareños. La vivienda, aún habitada por herederos de los últimos dueños a partir de 1950, es un testigo silencioso de la buena época tabacalera de Valle Nacional, donde ahora predomina la actividad comercial y la ganadería.

Elia, quien pide discreción sobre las referencias familiares, cuenta que al comprar la casa había señales de la tienda, con viejos anaqueles y un ancho mostrador de madera, pero no sabe sobre  la época precisa de cuando terminó este modo de cobro.

Adiós al tabaco

El secretario municipal, Enrique Pérez, afirma que fue entre los años 1978 y 1980 cuando Valle Nacional dejó la producción de tabaco, tras el cierre de la bodega de la empresa estatal Tabacos Mexicanos (Tabamex); actualmente, sólo quedó la fachada construida a  la orilla de la carretera federal 175, Tuxtepec-Valle Nacional.

Cientos de personas quedaron desempleadas y volvieron al campo para la siembra de maíz y frijol. Con el tiempo, al llegar la certificación de tierras, con el programa agrario federal “Procede”, durante la primera década de 1990 las personas comenzaron la venta de su propiedad para dar paso a la urbanización, indicó la autoridad.

En Valle Nacional, municipio de 25 mil habitantes, predomina el comercio y la ganadería, mientras que la agricultura quedó limitada al autoconsumo, subrayó.

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