Suman 31 viviendas dañadas por sismo en Huitzo

Las 11 escuelas que existen en el municipio reportaron afectaciones por los temblores, pero sólo cuatro registraron daños severos

Foto: Edwin Hernández / EL UNIVERSAL
Municipios 26/09/2017 07:14 Juan Carlos Zavala San Pablo Huitzo, Oaxaca Actualizada 07:14

Magdalena Ignacio vive de lavar ropa y su esposo es campesino pero ahora no tiene trabajo; ambos están al cuidado de sus dos nietas y una de sus hijas es una de las sobrevivientes del sismo del 19 de septiembre en la Ciudad de México. A sus difíciles condiciones económicas, se suman los daños estructurales que sufrió su vivienda en San Pablo Huitzo con los temblores que este mes cimbraron al estado de Oaxaca.

“Si el que tiene buena casa corre riesgos, ahora nosotros”, dice mientras decide por dónde empezar a limpiar su hogar inundado por el desbordamiento de ríos que confluyen con el “Atoyac”, uno de los más importantes del estado, en este municipio ubicado a unos 50 kilómetros al poniente de la capital oaxaqueña.

En San Pablo Huitzo, según las cifras del Ayuntamiento, un total de 31 viviendas resultaron con daños desde el sismo de 8.2 grados en la escala de Richter ocurrido el pasado siete de septiembre en la región del Istmo de Tehuantepec, y que se agravaron con el sismo del 19 de septiembre y las réplicas del 23 de septiembre; el número de viviendas afectadas va en aumento, conforme llegan más reportes.

Además, las 11 escuelas reportaron daños en sus edificios. Cinco de ellas, con afectaciones severas en su estructura: las escuelas primarias “Aquiles Serdán”, “Ignacio Zaragoza”, “Sor Juana Inés de la Cruz”, el jardín de niños “Josefa Ortiz de Domínguez” y la escuela Secundaria Técnica número 76.

La casa de Juana Castellanos Cruz está compuesta únicamente por dos cuartos y ambos presentan fracturas de lado a lado, desde el primer sismo del siete de septiembre y se abrieron más con el segundo sismo registrado 12 días después.

Al igual que otras viviendas que se encuentran junto al río “Salinas” que se desbordó ayer se inundó y carecen de energía eléctrica desde la noche de ayer.

Pese a la delicada situación en la que se encuentra su hogar, desde hace 18 días habita junto con sus hijos en uno de los cuartos dañado por los temblores.

“No tenemos a dónde más ir, vivimos a orilla del río y aunque hemos informado al municipio, no hemos recibido ningún tipo de ayuda. ¿Usted sabe dónde podemos reportar cómo se encuentra nuestra casa?”, expresa Juan Castellanos.

El hogar de Ángel Reynaldo Ramírez, ubicado en la calle Porfirio Díaz de la Tercera Sección de Huitzo también presenta fracturas tras los terremotos. “Ya vino Protección Civil, tomó fotografías y me dieron un código”, dice y afirma que continúa viviendo en ella y que nunca recibió un dictamen sí era segura o no para continuarla habitando.

En la misma situación se encuentra Magdalena Ignacio. “Mire le digo, sé que no me lo han preguntado, pero esta mañana no teníamos ni para comer. Fui a la tienda y le pedí fiado panes para comer, ahorita lavo ropa y ya pago. No tenemos dinero, de dónde vamos a sacar tanto para construir”.

Ella, sus dos nietas y su esposo, duermen en un sillón colocado afuera de sus cuartos bajo un cobertizo de lámina. Su hija Yésica Cruz, madre de una de sus nietas, trabaja en la Central de Abastos en la Ciudad de México como dependiente de una tienda; a veces, cuenta, envía un poco de dinero que les ayuda a mantenerse.

Yésica Cruz, asegura, es una de las sobrevivientes del sismo del pasado 19 de septiembre. Cuando tembló la tierra, cuenta Magdalena Ignacio, ella se encontraba en el sótano de la tienda sacando mercancía, pero pudo ser rescatada.

La desesperación le gana poco a poco. No sólo fueron los sismos que dañaron su casa y la han dejado inhabitable, ahora se le inundó con el desbordamiento de los ríos y el agua de lluvia entra por cada una de las grietas que dejaron los temblores.

Según el ayuntamiento de San Pablo Huitzo, entre 30 y 50 viviendas se afectó por el desbordamiento de los afluentes y arroyos que cruzan por la comunidad, y más de 200 hectáreas de cultivo fueron arrasadas, acabando con las siembras de los campesinos.

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