Llegaron lo mismo de raza pequeña como Chihuahua que los grandotes como Rottweiler. Eso sí, todos elegantes, listos para la ocasión. Y también dóciles, obedientes, recatados y listos para presumir su pedigrí. O de qué manera han amansado a sus amos.
Incluso, algunos adultos y niños acompañaron a sus fieles mascotas con su propio disfraz, para estar al tono con el animal doméstico.
Paulatinamente fueron desfilando en la pasarela hasta que, casi dos horas después, hubo una elección y una premiación. Fuertes aplausos arrancaron a cientos los perrunos que aunque no incitaron al terror, sí arrancaron risas.