“Conejo” tiene aproximadamente tres años de vida, calcula Arturo, un niño de 13 años de edad que trabaja desde los siete años como recolector de basura en el carretón que conduce.
En las calle de esta comunidad, es posible ver al mismo tiempo la circulación de vehículos, transporte público, e incluso camiones de basura, a la par de estos animales que aún son utilizados como medios de carga y de transporte.
Para Arturo y su hermano menor, los carretones de basura son el único trabajo que les permite tener ingresos diarios por más de 100 pesos y seguir sus estudios.
El adolescente, que desde hace seis años de dedica a esta labor, detalla que son más de 50 los carretones con burros que se encargan de recolectar la basura en colonias y el centro de esta ciudad, a la par de cuatro camiones de basura que cubren sólo cuatro rutas.
“Los presidentes han prometido que nos van a cambiar los burros por motos, pero no lo hacen, así que pues seguimos con burritos, aunque los viejitos ya avanzan muy lento”, apunta el estudiante de secundaria.
Desde las sies de la mañana, cada día, el trabajo comienza para los hombres y para los asnos; cerca del medio día poco a poco la flota de carretones se encuentra en el camino con dirección al basurero municipal, a orillas de la ciudad.