Violencia en Paso Ancho, Sola de Vega, desplaza a 50 familias

Municipios 30/04/2018 13:21 Juan Carlos Zavala San José Obrero Paso Ancho, Oax.- Actualizada 19:05

La mañana del 30 de marzo 2018 fue el peor de los ataques armados, sus viviendas fueron incendiadas y dos personas resultaron con heridas

Fotos: Juan Carlos Zavala / EL UNIVERSAL

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Desde el 30 de marzo de este año, 50 familias fueron desplazadas violentamente de sus hogares y tierras en San José Obrero Paso Ancho, comunidad de Villa Sola de Vega, municipio que se encuentra en la Sierra Sur de Oaxaca. La disputa tiene un origen agrario pero también la siembra y tráfico de estupefacientes, reconocen en la zona.

Alrededor de las siete de la mañana, narra Marcelino Figueroa, los pobladores de San Vicente Coatlán ingresaron a la comunidad con armas de fuego “echando bala” y prendiendo fuego a sus hogares. En este ataque, dos personas resultaron con heridas.

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Aunque días antes, se registraron ataques similares, nunca habían ingresado hasta el centro de la población e incluso atacado a balazos a los soldados de la 44 zona militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y agentes de la Policía Estatal que se encuentran permanentemente en la localidad desde hace un año, con el objetivo de disuadir cualquier agresión.

Días antes, de acuerdo con el comandante de la Policía Estatal, Alejo López, hubo otra agresión armada de los habitantes de San Vicente Coatlán contra la gente de Paso Ancho, y el 28 de febrero se presentó un ataque armado pero en esta ocasión la incursión armada fue por la agencia municipal Rancho Viejo, también de Villa Sola de Vega; en este último, un niño de 10 años de edad fue muerto tras ser alcanzado por una bala.

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Conflicto agrario

El origen de la violencia es un conflicto agrario que data desde hace al menos 45 años por la disputa de 19 mil 600 hectáreas que San Vicente Coatlán reclama como suyas. En el año 2000, el Tribunal Unitario Agrario en Oaxaca resolvió que las tierras pertenecen legalmente a Sola de Vega y ordenó ejecutar la sentencia.

La ejecución de esa sentencia se realizaría en el año 2000; pero las condiciones sociales en la zona en conflicto no lo permitieron. La violencia estaba contenida de algún modo, pero en el 2012 se reactivó con ataques armados esporádicos.

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Este año, el juez del Tribunal Unitario Agrario ordenó nuevamente ejecutar la sentencia a favor de Sola de Vega el pasado 18 de marzo y aunque se logró llevar a cabo, ese mismo día reinició la violencia y no paró hasta el 30 de marzo. Durante estos días hubo quema de viviendas, incendios provocados en campos de cultivo y bosque de las poblaciones de Sola de Vega que colindan con San Vicente Coatlán y que están asentados en las tierras en disputa.

Pero detrás de este conflicto agrario, como reconocen los agentes de seguridad pública apostados en Paso Ancho como las autoridades municipales de Sola de Vega, también se encuentra la pelea por tierras para cultivos ilícitos como marihuana y porque Paso Ancho es el paso, a través de veredas, para el traslado del enervante a la región de la Costa de Oaxaca.

El 18 de marzo fue asesinado Jacobo Figueroa, hermano de Marcelino Figueroa --quien actualmente es agente municipal de Paso Ancho--. Su cuerpo cayó abatido en un campo de mariguana, ubicado en la localidad de Taragutín de Paso Ancho, en los límites con San Vicente Coatlán.

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Las víctimas

Cristina trabaja en un pequeño restaurante de Sola de Vega, es la encargada de llevar los alimentos a los comensales. Todo lo hace en silencio. En 2015, detalla la síndico municipal Gabriela Ramírez Cruz, su familia fue emboscada y atacada a balazos en un paraje de Paso Ancho, mataron a su bebé de seis meses, a sus dos padres y a una sobrina, ella y su esposo resultaron con heridas de bala. Meses después su esposo murió tras combatir un incendio provocado. “Ahora está sola”, agrega.

Desde el 2012 a la fecha, asegura la funcionaria municipal, 13 personas fueron asesinadas por habitantes de San Vicente Coatlán; el homicidio más reciente fue el del niño de 10 años de edad, originario de la agencia Rancho Viejo.

Ahora, además de los muertos, alrededor de 300 habitantes – entre ellos 50 niños – tuvieron que huir de sus hogares y desde hace 30 días, algunos viven con amigos, con familiares, en una casa habilitada por el ayuntamiento de Sola Vega y otros más, han optado por vivir en la intemperie pese a las lluvias.

Genaro Ángel García y Paulino Ángeles Ramos, ambos jefes de familia, vivieron el ataque armado del 30 de marzo. “Antes, cuando llegaban disparando, nos esperábamos adentro de nuestras cosas esperando a que se fueran o nos escondíamos para evitar que nos tocara un balazo. Pero esta vez, disparaban directamente a las casas, nosotros huimos con nuestras familias, y luego ellos quemaban con nuestras casas”, recuerda Genaro.

San Vicente Coatlán y Sola de Vega están sobre una zona montañosa de la Sierra Sur de Oaxaca y las divide territorialmente el río “Atoyac”. En los límites se encuentran las agencias Paso Ancho, Rancho Viejo y San Agustín, entre otras localidades, barrios y rancherías de Sola de Vega.

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El comandante Alejo López explica que los pobladores de Coatlán caminan toda la noche por diversas veredas entre los cerros. Al menos ya han identificado tres puntos comunes. Otros llegan en vehículo.

En el ataque del 30 de marzo, detalla, eran alrededor de 200 gentes con armas de fuego. Tras disparar y quemar las viviendas, se apostaron a unos 100 metros de donde se encuentra la base de la policía estatal, conformada por ocho policías, y una compañía de soldados, a un costado de las oficinas de la agencia municipal de Paso Ancho.

“El 30 de marzo llegaron hasta donde estamos nosotros y luego echaron bala. Empezó a las 6:30 horas aproximadamente. Calculamos más de 200 personas, un compañero les tomó fotos. Nos gritaron que abandonáramos la comunidad, que nos daban cinco minutos o entraban por nosotros. Tras los disparos nos tuvimos que replegar (policías y soldados), nos ganaban en número y en el poder de sus armas”, comenta el comandante mientras apunta su dedo hacia las huellas de las balas en el techado de aluminio de la agencia municipal.

Después de la agresión, encontraron casquillos de bala de armas como AK-47 conocido como “cuerno de chivo”, R-15, escopeta, calibre 22, calibre nueve milímetros, y calibres 30-06 y 30-30, principalmente.

Alejo López dice que la Policía Estatal se encuentra en Paso Ancho desde febrero de 2017 con el objetivo de disuadir la violencia entre ambas poblaciones. Desde entonces, han sufrido un total de siete agresiones armadas.

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Fuera de grabadora y de manera anónima, algunos de los policías que se encuentran en Paso Ancho, sostienen que el conflicto más que agrario, tiene relación con los cultivos para la siembra de mariguana y la zona estratégica para el trasiego de la droga. No sólo por los sembradíos que se han encontrado, sino por el tipo de armas utilizadas.

El presidente municipal de Sola de Vega, Daniel Quiroz Ramírez, acepta que una de las razones podría ser los cultivos ilícitos pero descarta que sea el objetivo principal. En el mismo sentido opinan los agentes de Paso Ancho y Rancho Viejo, Marcelino Figueroa y Sergio Martínez Gijón, respectivamente.

Las autoridades comunales y municipales de San Vicente Coatlán, por su parte, rechazan encontrarse armados y proteger los cultivos de enervantes. Sostienen que su territorio abarca las poblaciones de Paso Ancho, Rancho Viejo, San Agustín, Hierbabuena.

El Mapa del Cultivo de Drogas en México elaborado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y por el investigador Carlos Resa Nestares, contempla a Villa Sola de Vega con 314 hectáreas y San Vicente Coatlán con 272 hectáreas, entre los 100 municipios con más cultivos de drogas en México; a San Vicente Coatlán, entre los 35 municipios de Oaxaca con más porcentaje de cambio de uso agrícola para cultivos ilegales.

Treinta y cinco de los 100 municipios del país con más densidad de superficie agrícola con cultivos de drogas, son de Oaxaca; es decir, los campesinos oaxaqueños decidieron cambiar de “giro” a sus parcelas.

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Pueblo “fantasma”

Cerca del 90 por ciento de las casas de San José Obrero Paso Ancho – elaboradas con horcones (madero vertical) sobre los que se tienden láminas para formar los muros y el techo – fueron consumidas por el fuego. Las que se mantienen en pie, están abandonadas, con el maíz y el frijol tendidos sobre tapetes tejidos de palma; algunos perros no han querido abandonar esos hogares, pero a 30 días, su piel ya está pegada a los huesos.

En otras casas, quedan los rastros de las balas que perforaron las láminas y algunos muebles; y las pocas propiedades de sus habitantes, quienes no sólo perdieron su hogar, también sus vestimentas, camas y otros artículos.

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Las escuelas primaria y preescolar, así como la escuela primaria del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) están abandonadas; esta última, llamada “Benito Juárez” fue incendiada y baleada.

“Lo que pedimos al gobierno es la reconstrucción y que ponga mano dura, que intervenga para que las cosas se calmen, las tierras son de Sola Vega, siempre ha sido de todo la vida. Como presidente municipal pido que el gobernador del estado vea el problema”, reclama el edil Daniel Quiroz.

Mientras tanto, manifiesta Sergio Martínez, agente municipal de Rancho Viejo, sólo tienen dos opciones: salirse de la comunidad como quiere la gente de San Vicente Coatlán o quedarse y enfrentarlos. Esta última, es finalmente la opción más viable: “Tenemos que enfrentarlos. Nadie quiere dejar sus cosas, nuestras casas, que con tanto sacrifico tenemos, también nuestros animalitos y menos, por un capricho de ellos”.

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