Ikoots y zapotecas se unen por la Virgen de la Candelaria

En el tianguis, único del año, pervive el tradicional trueque entre ambas etnias

Foto: Roselia Chaca
Municipios 31/01/2020 10:21 San Mateo del Mar Actualizada 10:21

La explosión de colores y la variedad de animales en venta convierten la explanada del centro de San Mateo del Mar en un peculiar mercado  indígena el Día de la Candelaria, única fecha  en  que los ikoots (huaves), hombres y mujeres, se visten de gala y conviven con los zapotecas.

Es este  mercado en el que predomina el color rojo intenso de las mujeres, donde se realiza el  trueque entre comerciantes y donde se danza en honor a la Virgen de la Candelaria.

Desde las primeras dos calles del centro del pueblo mareño, las mujeres, en su mayoría, ofrecen al visitante sus productos de mar, aves de corral, palomas, patos, iguanas, codornices, conejos, chivos, borregos, correcaminos, entre otros.

Danzas en honor a la Virgen están relacionadas con el viento meridional y las lluvias que se aproximan. 

Además de los productos, es muy vistosa la venta de artesanías de palma y caracol que se exhiben en el suelo las vendedoras, también  ofertan al visitante sus tradicionales mengues, una pieza gastronómica de masa de maíz en cuyo interior trae pescado o camarones, y   no pueden faltar los  típicos   totopos de  camarón, semillas de calabazas, frijol y papa.

Este día es aprovechado por los ikoots para realizar el tradicional trueque, el intercambio comercial con las zapotecas de San Blas Atempa, Álvaro Obregón, Ejido Zapata, Huilotepec y Juchitán, sobre todo entre productos del mar a cambio de verduras, fruta, comida o ropa.

En la entrada de la iglesia de San Mateo, santo patrono del pueblo, una hilera de señoras ofrecen pequeños racimos de flores, en los que  predomina la albahaca, y velas para depositar a los pies de la Virgen de la Candelaria, cuyo nicho está al fondo del altar, a un lado de San Mateo.

Hasta los pies de la virgen llegan miles de fieles zapotecas que se arremolinan para pedir un favor o agradecer un milagro mientras se pasan por todo el cuerpo ramas de albahaca bendecidas, consideran,  espantando todo mal que afecte el cuerpo y el alma.

Al mediodía,  mientras la vendimia está en su apogeo, hasta el atrio de la iglesia y teniendo como fondo las tres míticas campañas del pueblo,  nueve danzantes ancianos se concentran y bailan al ritmo de una banda de músicos: Los Malinches.

Estos personajes sólo danzan en tres fiestas patronales: el día de San Mateo (agosto), el Día de la Candelaria (2 de febrero) y en Corpus Christi.

Para la fiesta de la Candelaria las danzas están relacionadas con el viento meridional y las lluvias que se aproximan; en los ocho bailes piden a la virgen abundancia y buena cosecha.

Los ikoots reciben a más de 10 mil habitantes en un sólo día, además del intercambio comercial, perpetúan su tradición con su baile ritual.

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