Biblioteca López Chiñas, la más grande del Istmo de Oaxaca, regresa a su esplendor tras sismo
De entre los escombros, Yolanda y Carmen rescataron más de la mitad de los 14 mil ejemplares de la biblioteca más grande y moderna del Istmo; tras cinco años de gestiones, lograron la reconstrucción del espacio
Juchitán.— Yolanda y Carmen recuerdan que llegaron a la destrozada biblioteca Gabriel López Chiñas después del sismo del 7 de septiembre de 2017, en donde rescataron de los escombros los libros que no estaban mojados, limpiaron y así salvaron más de la mitad de los 14 mil ejemplares de la biblioteca más grande y moderna del Istmo de Tehuantepec. Por esos días, éstos no le interesaban a nadie.
Yolanda Gurrión tiene 15 años como bibliotecaria y Carmen Nicolás lleva ocho; ambas regresarán por fin a las salas de lectura tras cinco años de gestiones para la reconstrucción del espacio, cuyas obras iniciaron hasta 2021.
El espacio fue recuperado por RootStudio con una inversión de 8 millones de pesos, 7.5 millones aportados por la Fundación Harp Helú y 500 mil del Ayuntamiento municipal.
Mientras Yolanda y Carmen esperan los días de la apertura, acomodan a marchas forzadas los 30 mil volúmenes que cuidarán, a sabiendas que pronto batallarán con los más de 100 usuarios diarios, a quienes vigilarán para que no se roben los libros ni los vandalicen.
La Gabriel López Chiñas no es la biblioteca más antigua de Juchitán, pues se aperturó a mitad de los años 90; primero llevó el nombre de Víctor Henestrosa, para luego recibir el actual. Es una de las tres bibliotecas públicas que administra el gobierno municipal; las otras dos son la Biblioteca Rosa Escudero, que se ubica en la Casa de la Cultura, considerada la más vieja de la ciudad, y la Biblioteca José F. Gómez, localizada en la antigua estación del ferrocarril.
Además, Juchitán posee dos bibliotecas populares: la Jesús Urbieta, administrada por los habitantes de la colonia Gustavo Pineda, y la llamada Víctor Yodo, de la Séptima Sección, que fue fundada por la familia del desaparecido político.
A esta lista se suman tres escolares: la Biblioteca del Tecnológico del Istmo; la Biblioteca Guendalisaa Porrúa, de la Escuela Secundaría Enedino Jiménez, de la Novena Sección, y la Biblioteca de la Primaria Bilingüe Adolfo C. Gurrión.
Los daños y el saqueo
Yolanda Gurrión recuerda con tristeza que alrededor de 6 mil libros se perdieron con el terremoto de 2017, pues después llegaron las lluvias y muchos se llenaron de moho, lo que hizo imposible su recuperación: fueron separados y destruidos.
Mucha de la literatura de la cultura regional y local contenida en libros antiguos no se recuperó; por eso, esta sección es de las más pequeñas, ya que las últimas ediciones no fueron digitalizadas.
“Por mucho tiempo hubo un robo hormiga de libros antiguos o ediciones únicas no sólo en esta biblioteca, sino en la que estaba en la Casa de la Cultura, esto disminuyó la colección de literatura local; mermó más después del sismo por los hongos, por eso, a petición de especialistas, se destruyeron.
“Se tiene contemplado en una tercera etapa digitalizar libros únicos, antiguos, que hablen sobre la cultura y sociedad zapoteca”, explica Michel Pineda, director de la Casa de la Cultura y enlace con la Fundación Harp Helú.
Sobre la colección de 12 obras de artistas plásticos adquirida por la administración municipal, Michel Pineda informa que la mayoría están en el nuevo espacio; obras de Víctor Cha’ca, Jesús Urbieta, Natividad Amador, Miguel Ángel Toledo y Tomás Pineda, entre otros.
No obstante, un político de Demián Flores fue solicitado por la Regiduría de Cultura pasada y nunca fue devuelto.
“Tenemos una obra que no nos regresaron, lo entregamos de buena fe porque en aquel entonces el regidor de Cultura, Oscar Cruz, envió a su coordinadora de bibliotecas, Carolina Cajiga, por la obra, un políptico de cinco grabados que fue dado en resguardo, pero hasta el día de hoy no la devuelven.
“Algunas piezas necesitan una restauración, otras más requieren marcos. También se destruyó una obra de Victoriano López con el sismo. Las obras en buen estado se volverán a colgar en las paredes”.
Además de la sala principal de lectura general e infantil, el espacio reconstruido tiene un auditorio para 95 personas, sala de cómputo, oficinas, patio con capacidad para 300 personas, para actividades musicales y presentación de libros.
La biblioteca tiene ahora la finalidad de ser un punto de convivencia, donde se unen el conocimiento y la diversión, recuperando su estatus de la más grande y moderna biblioteca de la región del Istmo.
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